Jesús Esperanza de Gloria

Jesús Esperanza de Gloria

martes, 24 de septiembre de 2013

EXODO: DISEÑO PARA LA LIBERACION


por Ray C. Stedman



El Antiguo Testamento ha sido especialmente diseñado por Dios para hacer que las grandes verdades del Nuevo Testamento lleguen como algo vivo hasta nosotros. Necesitamos que esto suceda en nuestra experiencia cristiana porque muchas de las enseñanzas son sencillamente conocimiento académico, en lo que a nosotros respecta, hasta que cobran vida cuando las vemos interpretadas en las dramáticas presentaciones del Antiguo Testamento. Esto es especialmente cierto en lo que se refiere a los primeros cinco o seis libros del Antiguo Testamento, porque en ellos Dios establece el modelo que sirve de fundamento a su obras. En una visión panorámica de las Escrituras, los primeros seis libros, del Génesis a Josué, trazan el modelo del que se vale Dios para obrar en la vida humana. Su modelo será exactamente el mismo en su vida que en las vidas de Adán, de Abraham, de Moisés, de David y de otros. Seguirá el mismo modelo que hallamos en Génesis, Exodo, Levítico, Números, Deuteronomio y Josué. En estos libros veremos de que modo se mueve Dios en nuestras vidas.

Por lo tanto, al estudiar estos libros es necesario relacionarlos brevemente unos con otros. Génesis es el libro que revela la necesidad que tiene la humanidad y trata acerca del hombre, su creación, su pecado, el nuevo mundo que aparece después del diluvio, el lento viaje del hombre a través del tiempo, vacilando ante Dios. Abraham, Isaac, Jacob y José, cuatro hombres que siguieron a Dios, ponen de manifiesto la necesidad que tienen los hombres de la justificación, de tener una relación como hijos, de la santificación y de la glorificación. Pero lo que es más importante todavía, el Génesis termina con las palabras "en un ataúd en Egipto. Todo cuanto podemos decir acerca del hombre una vez que se ha dicho todo lo que hay por decir, es que vive en el ámbito de la muerte.

Pero el Exodo es todo acerca de Dios. El Exodo es la respuesta de Dios ante la necesidad del hombre y la manera en que ha suplido la solución para el pecado del hombre. Comienza de inmediato con la actividad de Dios y durante todo el curso del libro se ve a Dios obrando con poder. Por lo tanto, el libro viene a ser una imagen de la redención, de la actividad de Dios por redimir al hombre en su necesidad, en su pecado, en su degradación y en su desgracia. Como tal, es una maravillosa imagen que contiene unas lecciones tremendamente instructivas para nosotros acerca de lo que significa la redención, es decir, de lo que ha hecho y está haciendo Dios en nuestras vidas, así como de lo que pretende hacer con nosotros y los pasos que va a dar.

Pero la redención no se completa en este libro, nunca hallaremos la historia entera de la redención en Exodo. Es preciso seguir con Levítico, Números y Deuteronomio. El cuadro completo aparece al llegar al libro de Josué, donde encontramos a Israel que ha sido llevada a una tierra de triunfo y de victoria sobre sus enemigos, que es una imagen de la experiencia cristiana triunfante y victoriosa. Israel es, por lo tanto, una imagen del pueblo de Dios, de la iglesia de Dios y de usted como hijo de Dios. Estos libros han sido maravillosamente diseñados por el Espíritu Santo y describen hechos históricos que han sucedido de tal manera, bajo el gobierno absoluto de Dios, que representan para nosotros grandes verdades redentoras. Es por ello que Pablo dice, escribiendo a los Corintios: "Estas cosas les acontecieron como ejemplos [literalmente, representaciones] y están escritas para nuestra instrucción. (1ª Cor. 10:11). Por lo tanto, bueno es hacerles caso.

El libro de Exodo empieza con el nacimiento de un bebé. Queda claro el dedo de Dios desde el principio mismo del libro, porque está es la historia de un bebé que nació bajo sentencia de muerte, pero cuya vida fue conservada de una manera maravillosa gracias a la intervención de la mano de Dios. ¡Resulta delicadamente irónico, cosa que vale la pena observar y espero que ninguno de ustedes se lo pierda, que Dios en la persona del Espíritu Santo, se mueve de tal manera que, a pesar de la ley del faraón, según la cual había que matar a todos los bebés varones hebreos en Egipto, no solo se salva Moisés, sino que el Faraón contrata a la propia madre de Moisés para que cuide del bebé! No cabe duda de que este propósito es una de esas deliciosas expresiones del humor de Dios. Si usted aún no ha descubierto que Dios tiene un sentido del humor, le espera a usted un gran descubrimiento. A lo largo tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento se encontrará usted con algunas de estas visiones fugaces y humorísticas. Yo no puedo leer la Biblia sin encontrarme ocasionalmente riéndome a carcajadas ante algunas de las cosas tan inteligentes que hace Dios, por medio de las peripecias irónicas, dándole hábilmente la vuelta a las situaciones y tal es el caso de la historia de Moisés.
Lo interesante de este planteamiento es que cuando Dios quiere hacer algo, casi siempre empieza con un bebé, pero nosotros no. Creemos que los bebés no son muy importantes. Allá por el 1809 el mundo entero estaba ansiosamente esperando noticias de las batallas de Napoleón, que amenazaba con convertirse en un dictador mundial, siendo el Hitler de su época. Napoleón hizo temblar al mundo entero con sus tiránicos deseos y sus impulsos egomaniacos, ¡pero ese mismo año estaban naciendo bebés en los hogares y en las familias del todo el mundo y qué bebés! En Inglaterra vinieron al mundo Tennyson, Charles Darwin y Gladstone, que llegaría a convertirse en primer ministro de la Gran Bretaña. Aquí en este país, es decir, en Estados Unidos, en una cabaña de troncos de Kentucky, nació Abraham Lincoln, además de Wendell Holmes y otros hombres que, al hacerse hombres, se convirtieron en gigantes que conmovieron y cambiaron el mundo. Todo ello quiere decir que cuando Dios quiere cambiar la historia, no empieza con una batalla, sino con un bebé.

De manera que Dios empezó con este bebé. Moisés creció y fue criado en la corte del Faraón, teniendo acceso a todo el conocimiento de los egipcios y siendo educado en la mejor universidad del más grande imperio de aquella época. Fue el hijo adoptivo del rey mismo y disfrutó de todos los privilegios, teniendo todas las ventajas posibles, pero cuando llegó a la mayoría de edad, Dios le habló y se dio cuenta de que habría de convertirse en el libertador de Israel. De modo que se marchó, intentando llevar a cabo su labor, al menos eso creyó, y acabó asesinando a un hombre y teniendo que huir al desierto. Al seguir el curso de su historia, nos encontramos que Moisés se tuvo que marchar de la tierra de Egipto y pastorear ovejas durante cuarenta años en el desierto. Fue precisamente allí donde Dios le halló y tuvo el extraordinario encuentro con él en la zarza ardiente. Dios le volvió a llamar para que cumpliese con la misión que se le había encomendado originalmente, para la que no estaba ni mucho menos preparado hasta que se enteró de que Dios mismo era todo cuanto precisaba para hacer cualquier cosa en su nombre.

Volviendo a la estructura de Exodo, podrán ustedes entender la historia del libro si recuerdan cuatro cosas. Todo el libro gira alrededor de cuatro acontecimientos de gran importancia. La primera de ellas es la Pascua. Los capítulos uno al catorce nos llevan y hallan su punto culminante en este gran acontecimiento. El segundo suceso es el del pueblo de Israel cruzando el Mar Rojo, que se describe en el capítulo catorce. El tercer acontecimiento es la entrega de la ley en Sinaí y el cuarto la construcción del tabernáculo en medio del campamento de Israel. Estos cuatro sucesos resumen el libro de Exodo.
Los dos primeros sucesos están íntimamente relacionados y lo mismo sucede con los otros dos. La Pascua y el Mar Rojo son dos aspectos de una misma verdad: la liberación del pueblo de Israel, que se encontraba esclavo en Egipto. Una imagen de algo muy importante en la experiencia cristiana, lo que llamamos conversión o regeneración, la liberación de una persona de la esclavitud del mundo y si quieren ustedes saber lo que hizo Dios al hacerse usted cristiano estudie la Pascua y el momento en que el pueblo cruzó el Mar Rojo, algo que estudiaremos en un momento.

Los otros dos acontecimientos también están relacionados entre sí. La entrega de la ley y la construcción del tabernáculo son acontecimientos totalmente inseparables. Recordemos que a Moisés le fue dado el plano del tabernáculo cuando estuvo en el monte con Dios, al mismo tiempo que le fue entregada la ley. Es preciso que comprendamos por qué estos dos sucesos, la ley y el tabernáculo, están intrincadamente unidos y en un momento veremos por qué.

Pero primero volvamos a la Pascua. Ustedes conocen la historia de cómo Dios llamó a Moisés, le desafió y le envió de vuelta a Egipto. Al principio Moisés se mostró reacio a ir y en todas estas historias encontramos maravillosas lecciones. Aquí, por ejemplo, cuando Dios le dijo a Moisés: "Moisés, quiero que vayas y liberes a mi pueblo Moisés le contestó: "Señor, yo no puedo hacer eso, no sé expresarme bien, no soy elocuente, yo no sé hablar. No puedo presentarme ante el faraón. Dios no reprendió a Moisés por decir esto ni se puso furioso porque esa no era más que la manifestación de la insuficiencia humana de Moisés, ya que no hay nada de malo en eso. Hemos sido creados para ser de ese modo y Dios no nos considera nunca culpables por sentirnos inadecuados cuando nos pide que hagamos algo.

Pero a continuación Dios le dijo a Moisés: "Ya sé que no sabes expresarte, pero te voy a decir lo que voy a hacer. Tú ve a Egipto y yo seré tu lengua y hablaré a través de ti. A lo que Moisés replicó: "Mira Señor, creo que lo mejor sería que te busques a otro. Y la Palabra nos dice: "Entonces el furor de Jehová se encendió contra Moisés. (Exodo 4:14). La primera vez Moisés estaba diciendo: "no puedo hacer una cosa así, no soy mas que un hombre y Dios le contestó: "sí, ya lo sé. Yo te he creado de ese modo, pero yo lo haré por medio de ti. Pero cuando Moisés le dijo la segunda vez: "mira Señor, será mejor que te busques a otro lo que estaba diciendo realmente era "Señor, no puedo hacer eso y creo que tú tampoco puedes. Cuando Moisés desafió a Dios de este modo, despertó su ira en su contra. Este es un buen punto que recordar cuando Dios nos desafía a que hagamos algo.
A Dios no le preocupa nunca que su reacción inicial sea la de echarse atrás, pero una vez que él le ha recordado a usted que él va a estar con usted en aquello que le ha pedido que haga y que va a hacer por medio de usted se echa usted atrás entonces es cuando ha insultado a Dios y es como si le hubiera dicho: "no creo que tú tampoco puedas hacerlo.

Entonces Moisés salió y se marchó a Egipto, llevando consigo la vara de Dios e inmediatamente tuvo un conflicto con el Faraón. No hay nada más dramático en todo el Antiguo Testamento que esta tremenda confrontación de las voluntades entre el Faraón y Moisés, que son los representantes de Satanás y de Dios. En este caso Dios se mueve con poder en contra del Faraón y resulta casi increíble leer la historia de cómo Dios envió una serie de plagas espantosas que afectaron a toda la tierra de Egipto. Y a continuación leemos: "El faraón endureció su corazón y se negó a dejar ir al pueblo cosa que sucedió repetidamente.

Fueron un total de nueve plagas y el Dr. Graham Scroggie hace notar que cada una de esas plagas fue dirigida en contra de los dioses de Egipto. Dios estaba emitiendo su juicio en contra de los dioses de Egipto por medio de terribles catástrofes que acontecieron en el país. Si están ustedes interesados en los aspectos científicos de la situación, les recomiendo que lean un libro fascinante "Worlds in Collision (Mundos en Colisión) escrito por el científico ruso Emmanuel Velikovsky, que tiene algunas teorías de lo más interesantes sobre por qué se produjeron estas plagas y otros acontecimientos conmovedores en los tiempos de Moisés. No estoy diciendo que todo lo que dice el libro sea cierto, pero sí es un enfoque fascinante acerca de la historia.

Veremos al avanzar en el relato que Dios hace que se reúna todo el pueblo. Ha enviado a Moisés a ellos y por fin se consigue vencer la actitud del Faraón, cuya voluntad se ve abrumada por el poder de Dios. Consiente, pues, después de la muerte de su primogénito, y deja marchar al pueblo de Israel. Es muy importante que seamos conscientes de que cuando Moisés fue a Egipto, el pueblo de Israel no era una nación, sino que se convirtieron en nación después de haber pasado por el Mar Rojo. Ese es el significado de las palabras que encontramos en Primera de Corintios: "Todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar. (Iª de Cor. 10:2) En el mar se convirtieron en un cuerpo porque antes no habían sido más que una multitud desorganizada. Después de haber pasado el Mar Rojo salieron como una unidad, una unidad en Cristo. Este es un precioso reflejo de la verdad que descubre todo cristiano. Antes de hacerse cristiano no es más que una persona luchando y esforzándose por abrirse camino en la vida, pero cuando ha vivido la experiencia de la Pascua, cuando ha visto la sangre del Cordero clavado en una cruz por él, salpicando la cruz con su sangre por él y se ha apoyado en ese hecho, de igual modo que el pueblo de Israel se apoyó en el símbolo de la sangre de un cordero, rociada sobre los dinteles de sus casas la noche de la Pascua y hasta que no ha vivido la experiencia del Mar Rojo, dejando atrás su vida pasada para seguir adelante, para vivir la vida cristiana, habiendo proclamado su fidelidad a Dios y pasando, de esa manera y de modo simbólico, por las aguas del Mar, nunca entenderá completamente que se ha convertido en parte de un cuerpo, del cuerpo de Cristo, y que se ha unido con una unidad viva, con todos los demás cristianos y esta es una imagen que nos ofrece el libro de Exodo.

La pascua es una imagen de la cruz de Cristo. ¡Es una historia realmente preciosa! Es la historia de cómo pasó el ángel de la muerte por toda la tierra y murieron todos los primogénitos, todos menos los de los israelitas que, por fe, sencillamente por la fe, tomaron de la sangre de un cordero y la extendieron en los dinteles y en los marcos de sus puertas y gracias a ello estuvieron perfectamente a salvo en sus casas. Esto nos ofrece una imagen que nos hace ver que el sencillo hecho de la fe en la que descansamos y el saber que Jesucristo ha muerto ha dejado solucionada la culpa que teníamos ante Dios y el ángel de la muerte pasa sobre nosotros. El ángel del juicio no se cruzará nunca en nuestro camino porque nosotros hemos depositado nuestra fe en la sangre del Cordero de Dios, que es una maravillosa verdad.

Pero no es esa la historia completa. Recordemos que la Pascua no tiene realmente valor hasta que no se relacione con ella la experiencia del Mar Rojo. El pueblo tuvo que abandonar la seguridad de sus casas, salir al desierto y llegar a la orilla del mar y a ellos cruzarlo les pareció imposible, causándoles la impresión de que iban a perder lo que habían conseguido. Entonces el pueblo comenzó a clamar a Moisés y a preguntarle por qué les había llevado a morir en el desierto.

La respuesta que les da Moisés es fabulosa. Les dice: "¡No temáis! Estad firmes y veréis la liberación que Jehová hará a vuestro favor. (Ex. 14:13) Esta era una exclamación de fe, pero la palabra de Dios se oyó de inmediato diciendo: "Marchad adelante, no os quedéis ahí parados, no ha llegado el momento de pararos, seguid adelante. "Está bien dijo el pueblo, "¿a dónde? Tenemos las aguas ante nosotros y los egipcios vienen detrás de nosotros. ¿A dónde podemos ir? Y Moisés contestó: "No importa, Dios dice que debéis seguir adelante, así que hacedlo.

El Señor le había dicho que extendiese su vara sobre el mar y cuando lo hizo, las aguas se separaron y pudieron pasar a salvo al otro lado, mientras que los egipcios que les venían siguiendo se encontraron atrapados por las gigantescas olas que se precipitaron sobre ellos y se ahogaron en el mar.

¿De qué es figura el Mar Rojo en su vida? Es una figura de la separación del mundo. Egipto se encuentra en esos momentos al otro lado y una vez que hubieron atravesado el Mar Rojo es cierto que se encontraron en el desierto, pero habían logrado salir de Egipto y un río de muerte había quedado entre ambos lados. Es exactamente el mismo río de muerte que se encuentra entre usted y el mundo al pedirle usted a Cristo que sea su Señor.

Aquí tenemos algo en lo que debemos fijarnos. Cuando estaban celebrando la Pascua, se hallaban descansando en sus casas, no tuvieron que hacer nada, sencillamente estar ahí. Estaban dependiendo solo de la obra de otro. Sin embargo, cuando llegaron al Mar Rojo, fue el poder de Dios el que hizo que las aguas se separasen haciendo posible que escapasen, pero se exigió al pueblo que hiciese algo y se vieron desafiadas sus voluntades y tuvieron que pasar por el mar.

Ese es el motivo por el que muchas profesiones de fe cristiana no llegan nunca a materializarse ni llegan a nada. Hay personas que están dispuestas a sentarse bajo la sangre de la Pascua, que están dispuestas a recibir a Jesucristo como Salvador, pero que no están dispuestas a pasar por las aguas del Mar Rojo. No dan nunca el paso necesario para dejar atrás su vida pasada, que les separe del mundo porque aún siguen pensando que se encuentran en Egipto. No seguirán adelante para cruzar el Mar Rojo y hasta que eso no suceda se encontrarán todavía sujetos a esclavitud y bajo el control de Egipto.
Fijémonos, en el capítulo quince, en el que se nos relata que solo después de haber atravesado el Mar pudo Israel prorrumpir en un cántico y en Egipto no habían cantado, porque había sido una tierra de esclavitud, de sufrimiento, de desgracia, de un interminable trabajo y de continuo peligro, pero al llegar al desierto y al otro lado de la orilla del Mar Rojo, prorrumpen en un cántico. La verdadera liberación pone un cántico en nuestros corazones. ¿Tiene usted un cántico de liberación?

Esta es una norma que observo con frecuencia en la vida actual. No hace mucho vino a verme un joven que estaba luchando con la bebida y evidentemente se había producido una crisis en su vida y deseaba ser libre. De algún modo se había dado cuenta de que había fortaleza en Cristo para librarle. Vino a verme y estuvimos hablando. Inclinó su cabeza y recibió al Señor, pero unas tres semanas después me llamó por teléfono y me dijo que estaba metido otra vez en el mismo lío. Estaba exactamente igual que antes, así que le pedí que viniese a verme y volvimos a sentarnos a charlar.
Le dije: "¿Qué te pasó al volver a tu casa hace tres semanas después de haber dicho que habías recibido al Señor? ¿Hicistes algo al respecto? Me contestó: "No, no lo hice. Solo me fui a casa. Entonces le pregunté: "¿Qué esperabas que sucediese? y me contestó, "no lo sé. Me limité a irme a casa y supongo que me olvidé del tema. Yo le dije entonces: "Si hubieras tomado la decisión de establecer una sociedad de negocios, si hubieses decidido que querías un cierto trabajo y para ellos tuvieses que dar algunos pasos, ¿te marcharías a casa y te olvidarías de todo el asunto?
"Claro que no me contestó. "Empezaría a moverme en esa dirección. "Pues bien le dije, "¿crees que puedes convencerme de que has pedido a Jesucristo que entre en tu vida y que vas a permitir que él la controle cuando veo que te has ido a casa y te has sentado, te has cruzado de brazos y te has olvidado del tema. Me contestó: "Supongo que no.

Tomar una decisión es una cosa y la decisión hace que el poder de Dios se manifieste en nuestras vidas y nos libera de la culpa del pasado y podemos regocijarnos en ello porque la Palabra de Dios es verdad, pero también está la experiencia de atravesar el Mar Rojo, que nos llama a que sigamos adelante y cortemos todos los lazos que nos atan al mundo y a que demos los pasos necesarios para que sea posible que el río del juicio de Dios fluya entre usted y la manera de actuar el mundo. Cuando da usted ese paso, lo que hace es colocarse de modo que Dios more en su interior. Como ve aquí en Exodo, en el capítulo 15, Dios no toca nunca a su pueblo ni va junto a él hasta que no han pasado por el Mar Rojo. Cuando lo han hecho entonces Dios mora entre ellos.
Annie Jonson Flint escribió un precioso poema que dice:
¿Has llegado al Mar Rojo en tu vida? donde a pesar de todo cuanto puedas hacer,
    No hay salida posible ni hay modo de volver atrás. y el único camino es a través.
¿Ha llegado usted a ese lugar? Pues precisamente ahí es donde muchos necesitan llegar, porque hasta que no lo hagan, no podrán nunca llegar a conocer la morada de Dios en sus vidas.

Al seguir leyendo el capítulo quince, nos encontramos con un cuadro muy interesante. Leemos la historia acerca de las aguas de Mara, el lugar de la amargura, que sigue de inmediato a la del pueblo cruzando el Mar Rojo. A fin de purificar estas aguas, Moisés corta un árbol que el Señor le mostró, lo echó en las aguas y estas se volvieron dulces (Ex. 15:25). En lo que se refiere a la aplicación que tiene esta imagen a nuestras vidas, se darán cuenta de que sucede justo en el lugar apropiado. Lo que nos está diciendo es que la cruz, aquel gran árbol del que estuvo colgado el Señor Jesús, es la respuesta de Dios a la amargura de la vida. Cuando hemos pasado por la Pascua, confiando en su sangre y cuando hemos atravesado el Mar Rojo, cortando totalmente los lazos que nos unen a las cosas del mundo, descubrimos que la cruz es para siempre la respuesta a toda la amargura producida por el pecado de nuestra vida pasada. La respuesta de Dios a la amargura de la experiencia de la persona es esta experiencia de la cruz, que elimina la desdicha del pasado y todas las frustraciones del presente endulzando las aguas de nuestra vida.

Inmediatamente después de todo esto llegaron al desierto donde recibieron el mana y donde comenzó a manifestarse el cuidado paternal de Dios. ¿No descubrió usted eso al hacerse cristiano? En cuanto se hizo usted cristiano y dejó completamente atrás su vida anterior, después de haber atravesado el Mar Rojo, ¿no descubrió usted de inmediato el amor y el cuidado paternal de Dios? El le estuvo cuidando, él le alimentó y le llevó sobre alas de águila, como lo hizo aquí con estos israelitas, pero, incluso así, el pueblo comenzó a murmurar. Eso es algo que hacemos en demasiadas ocasiones en nuestra vida, quejándonos en contra de Dios, ¿no es cierto?

En el capítulo 17 tiene lugar una batalla, la primera batalla con la carne. Esto es siempre algo que pilla completamente por sorpresa a los nuevos creyentes. Una vez que han experimentado la gloria de la Pascua, del Mar Rojo, la poderosa liberación del pecado en sus vidas, el sentido de ese amor paternal al darles el maná y de haber hallado la comunión con Cristo en sus nuevas vidas, descubren que aún tienen una batalla que luchar con la vieja carne. Este puede ser un descubrimiento aplastante, pero ahí lo tenemos. Amalec viene y lucha con Israel, pero Dios le declara una guerra sin fin a Amalec (Ex. 17:10) "Porque la carne desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente. (Gal. 5:17). No se puede hacer nunca la paz con Amalec.
Así que después de examinar la enseñanza típica de este libro llegamos al capítulo 19 acerca del Sinaí, es decir, la ley y el tabernáculo, la tercera y cuarta sección de Exodo. Unamos estas dos. Como es natural, tenemos en el Sinaí el momento en que se entrega la ley. Pero ¿en qué consiste la ley? Es sencillamente una imagen de la santidad de Dios, es decir, del carácter de Dios. Permítanme decirlo de otro modo. Es el hecho de que Dios es inmutable, que tiene un carácter inflexible. Por eso es por lo que la ley y la entrega de dicha ley es un tiempo de terror. Porque no hay nada más terrible para los seres humanos que tener que afrontar sin tapujos el hecho de que Dios es completamente inmutable y que nada va a hacerle cambiar. Esto es un maravilloso consuelo para nosotros cuando pensamos acerca de su amor y su gracia, pero nos asusta pensar en su santidad, su ira y su furia. Esto quiere decir que nunca podemos convencerle de nada y nunca le podemos comprar. No podemos conseguir que baje el nivel en modo alguno. La ley es el nivel absoluto e irrevocable de la personalidad de Dios, que es lo que descubrimos cuando nos encontramos con la experiencia del Señorío de Cristo, que es totalmente inmutable y que jamás hará que lo que nos exige en nuestra vida sea menos.

Por lo tanto, la ley por sí sola es algo que asusta y la personalidad de Dios nos aterroriza. ¿Nos tomamos realmente en serio lo que Dios dice acerca de sí mismo? Escuchen: "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. (Mat. 5:48) ¿Se toma usted en serio estas palabras? La verdad es que la mayoría de nosotros pasamos mucho tiempo intentando restarles algo de importancia. ¡Ser perfectos! ¡Eso nos asusta! ¿Cómo puedo yo ser perfecto? La respuesta que tiene Dios a esa pregunta es el tabernáculo, el ritual del sacrificio relacionado con él. Por eso es por lo que en el monte, sí, en el mismo monte en el que dio la ley es la revelación de su carácter, se dio su tabernáculo, su provisión para venir a morar en el hombre, porque Dios habitó en su pueblo por medio del tabernáculo.

Me gusta visualizar el campamento de Israel. Recordarán ustedes que estaba dividido y en él estaban todas las tribus. Algunas al este, otras al norte, en el oeste y en el sur. Estaban colocadas en perfecto orden y en el centro mismo se encontraba el tabernáculo. Sobre él y sobre todo el campamento estaba situada la gran nube de día y la columna de fuego por la noche. He pensado con frecuencia que el campamento de Israel debió tener un aspecto un tanto parecido al que tiene la ciudad de Los Angeles, en el desierto, extendido y sobre él la nube, de humo mezclado con niebla en el caso de Los Angeles, como es lógico, pero en Israel era una nube que hablaba acerca de la presencia de Dios y allí él habitaba entre su pueblo.

Eso era algo que solo podía hacerse mediante un complejo sistema de sacrificios y de rituales así como un complicado procedimiento mediante el cual podía reunir a su pueblo ante su presencia.
Si una persona entrase en el campamento de Israel, tendría que pasar por fuerza entre todas las tribus, entrase por donde entrase, y encontrar por fin el camino hasta el centro del campamento, donde estaban los levitas. Al continuar entre ellos, llegaría hasta el tabernáculo. Primero pasaría por una gran verja al atrio donde encontraría ciertos objetos, el altar de bronce y el lavacro de bronce y estaba además el edificio interior con un velo sobre la entrada, que nadie se atrevía a pasar a menos que fuese un sacerdote porque solo él podía entrar en el lugar santo. Detrás de otro velo estaba el lugar santísimo. El único mueble que había en él era el arca del pacto, incluyendo a los querubines de la misericordia con sus alas extendidas y tocando unas la de otro sobre el arca. Se nos dice que solamente el sacerdote podía entrar en él y solo una vez al año, bajo las más rígidas y precisas condiciones.

¿Qué nos enseña todo esto? Sencillamente que Dios es inmutable y santo y solo puede habitar entre el pueblo bajo las más rígidas condiciones. El problema con el tabernáculo era que solo se permitía al pueblo presentarse ante Dios de una manera representativa, pero de hecho, ellos estaban excluidos de su presencia. El pueblo común no podía nunca llegar ante su presencia, solo lo podía hacer el sumo sacerdote, que temía por su vida, y solo una vez al año, eso era todo. Esa es la restricción de estos rituales del Antiguo Testamento.

Como vemos, el problema que encontramos en el Antiguo Testamento y los santos de aquellos días no era la ley y no había nada de malo en ella. La ley es algo positivo, según nos dice Pablo. Algunas veces nos referimos a la ley como si fuese algo negativo, pero no lo es. La ley era perfectamente buena y lo sigue siendo. El problema tenía que ver con el tabernáculo y el sistema de los sacrificios, que no eran suficientemente completos ni reales. No eran más que sombras, solo imágenes y no podían realmente hacer nada. Por eso es por lo que, al llegar al libro de Hebreos, todo el libro está dedicado a enseñarnos que la ley de Dios sigue siendo inmutable, pero el enfoque es totalmente diferente, porque venimos ante el que es lo contrario de la figura, la realidad, que simbolizan todas estas sombras. En Hebreos leemos: "tenemos plena confianza para entrar al lugar santísimo (Heb. 10:19) sin el menor temor, porque mediante la sangre de Jesús y gracias a la cruz, Dios ha eliminado todo lo que separa y nos ha acercado a sí mismo.

El gran mensaje del libro de Exodo es que por medio de la cruz, Dios ha hecho posible que un Dios santo e inmutable habite con nosotros. Todo el tabernáculo no es otra cosa que una imagen de Dios morando con su pueblo. La verdad importante para nosotros aquí es que Dios ha resuelto de tal modo el problema del pecado en nosotros, lo ha resuelto totalmente, que Pablo dice en Romanos 8: "ahora, pues, ninguna condenación hay.... Ni la más mínima. ¡Ninguna! Tenemos acceso perfecto al Padre por medio del Hijo y el Espíritu de Dios que mora en nosotros y que nunca nos dejará ni nos abandonará porque ha hecho su tabernáculo en nuestros corazones y en nuestras vidas.

Una de las cosas sobre las que estoy en contra es la costumbre de las maestras de escuela dominical (que son las más culpables de hacerlo) de enseñar a los niños que el edificio es la casa de Dios. El motivo por el que no me gusta es principalmente porque no es verdad. Hubo un edificio que fue la casa de Dios en el Antiguo Testamento, el tabernáculo, pero fue sencillamente una sombra.
El templo de Jerusalén ocupó su lugar, pero también eso es una sombra. Sin embargo, al llegar al Nuevo Testamento no se encuentra nunca un edificio que haya sido diseñado como la casa de Dios porque la casa de Dios en el Nuevo Testamento es el cuerpo humano. Pablo dice "sois templo de Dios (Iª Corintios 3:16). Por lo tanto, no estamos nunca fuera de la iglesia.

Creo que hemos enseñado a nuestro niños uno de los más espantosos errores cuando les enseñamos que un edificio es la casa de Dios. Cuando decimos esto les cuesta mucho trabajo entender la idea de que sus cuerpos son templos de Dios y eso es lo que él quiere que aprendamos, que no estamos nunca fuera de la iglesia. Que el propio Jesucristo habita en nuestros cuerpos, que son templo suyo y que han sido creados exactamente igual que el tabernáculo, con una triple estructura. El atrio es el cuerpo de sangre, carne y hueso, que podemos ver. El lugar santo es el alma, el ámbito de las emociones, de la mente y de la voluntad. Ese es el aspecto que nos permite relacionarnos unos con otros, hablar y compartir juntos las experiencias, pero en el fondo del centro está el lugar santísimo, nuestro espíritu y en él mora el Espíritu de Dios. De modo que cada uno de nosotros somos un tabernáculo andante. Todo el libro de Exodo pretende grabar en nosotros, al leerlo, esa gran verdad del Nuevo Testamento, la gloria que representa vivir con Dios mismo en medio de nuestra vida y de lo que nos exige la verdad, las responsabilidades que representan y los privilegios que nos permiten disfrutar. La gran necesidad que tenemos es la de caminar descansando solo en la obra acabada del Señor Jesucristo, haciendo todo ello nos sea posible.

Con todo y con eso, no basta con Exodo. Es preciso que leamos el Levítico y veamos lo que hace a nuestro favor esta ley exigente, en su esfuerzo por corregirnos y guiar nuestras vidas. En Levítico encontrarán ustedes otra gran verdad que, si todavía no han aprendido, explicará por qué nos encontramos atados, obstaculizados y encadenados por una experiencia de continuos altibajos.

Oración
Padre nuestro, qué agradecidos nos sentimos por esta poderosa palabra de verdad. Señor, cuando pensamos de qué modo ha llegado hasta nosotros por medio de los profetas y de los apóstoles, de los pescadores, de los hombres corrientes como nosotros mismos, que escribieron siendo inspirados por ti y de que modo ha sido protegida esta palabra y ha llegado hasta nosotros, al precio del derramamiento de sangre, del sudor, de las lágrimas y de la muerte, nos sentimos asombrados. Señor, ayúdanos a valorar esta palabra, a creer en ella y a caminar bajo su luz, sabiendo que aquí tenemos una palabra de libertad y de sabiduría que nos puede hacer libres. Te damos gracias por ella, en el nombre de Cristo. Amen.



Nº de Catálogo 202
Exodo 19 de Julio,
1964 Segundo Mensaje



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martes, 17 de septiembre de 2013

ESENCIALES DE LA ORACIÓN

por Ray C. Stedman




Me pregunto; ¿si ustedes sienten, como me pasa a mi a menudo, identificándose de cerca con varios personajes de las Escrituras? Hay dos personajes que yo me identifico de cerca y son:

  • En el Nuevo Testamento, me identifico con Pedro, quién tenía la habilidad de decir las cosas erróneas en él tiempo equivocado. Él tenía un corazón profundo y dévoto por el Señor, pero siempre parecía poner el pié equivocado al frente. (Pedro ha sido descrito como uno que abría su boca para cambiar su pie, y yo me identifico en gran manera con esto a veces.)
  • En el Antiguo Testamento, me identifico con Jacob, el intrigador, operador, de carácter independiente que siempre se salía con la suya en hacer las cosas. Él tema de canción de Jacob pudo haber sido, "Lo hice a mi manera"- - de Frank Sinatra del Antiguo Testamento.
Vamos a mirar la oración de Jacob en esta mañana. Espero que esta oración nos ayudará a ver como personajes de el Antiguo Testamento entendieron la relación maravillosa que tenían con Dios a través de la oración, y también como fueron ayudados a crecer por la oración. Este incidente, se encuentra en él capítulo 32 de Génesis, que viene en el momento cuando Jacob estaba de regreso de la tierra de Canaán, habiendo vivido alrededor de veinte años con su tío Labán, en Siria. Jacob está ahora casado con dos esposas y es el padre de once niños. Él tiene grandes manadas de ganadería y camellos y otros materiales de riquezas, y Dios le había dicho a él que el tiempo había llegado para regresar a Canaán. Pero Jacob viene con un gran sentido de agitación. Él sabe que se va a encontrar con su hermano mellizo Esaú, y tiene miedo de ese encuentro. Él recuerda vívamente la última vez que él vió a Esaú, cuando lo había engañado quitándole su primogenitura, típico de Jacob, por lo cuál tomó ventaja de el hambre de su hermano e hizo que le prometiera el derecho a la primogénitura. Ahora, Dios había prometido a Jacob el derecho de la priomogéniturala madre de Jacob lo sabía y se lo había dichopero Jacob no dejó que Dios hiciera el trabajo a su manera, y en una maniobra sórdida, él estafó a su hermano, engaño a su padre, y obtuvo el derecho de primogénitura. Cuando vió lo que había pasado, Esaú se puso muy enojado, y Jacob tuvo que huir de la ira de su hermano.
Ahora, Jacob estaba de regreso a Canaán y tenía que enfrentarse a su hermano otra vez. En una acción acostumbrada, Jacob envió un par de mensajeros al frente para dejar saber a su hermano que él venía. Quería tener una idea de la escena, y ver cuál sería la reacción de Esaú. Los mensajeros regresaron con las siguientes palabras de aprensión: "Tu hermano viene a verte con 400 hombres armados a caballo," (Gen. 32:6). No hay nada en este recuento que sugiera o diga, que Esaú tenía la intención de hacerle daño, pero Jacob de inmediato llegó a la conclusión que Esaú no vendría con 400 hombres armados si no tuviera la intención de alguna maldad. Jacob estaba lleno de miedo, entonces divide su compañía en dos bandos, pensando que si Esaú batallara con un bando y le destruye, los otros tendrían la oportunidad de escapar. Así que pueden ver el carácter de este hombre. Él es un manipulador, operador, ingenioso, planeador hombre de negocios.

Estoy seguro que él fué él que originó ese famoso dicho Judío, "¡Que negocio!"
Como sabemos, Dios envió a Jacob de regreso a la tierra, y, además, cuando él vino a las fronteras de la tierra, Dios le animó con una tremenda visión, abriéndoles los ojos. Hay una breve referencia al principio de este capítulo. Aunque no tenemos los detalles, es aparente que Jacob experimentó algo muy parecido a lo que sucedió al siervo de Elías en esa famosa escena cuando el sirviente estaba preocupado con el ejército Sirio que estaba alrededor de ellos. En esa ocasión Elías oró para que sus ojos fueran abiertos, y de momento vió las huestes celestiales del Señor. Algo parecido le ocurrió a Jacob. Dios le enseñó las tremendas fuerzas espirituales que estaban activas para protegerle al venir al encuentro a encararse con su hermano. Jacob nombró el lugar, "Las Dos Compañías," por la cúal el quizo decir la banda de personas que iban viajando con él y la compañía invisible de ángeles que también le acompañaron.

Uno pensaría de esto, que Jacob se debió haberse sentido muy seguro y en paz cuando vino a encontrarse con su hermano, pero en lugar, estaba con miedo y temblando, seguro que va a encontrarse con el peligro, o sino con destrucción. Así que ora, y su oración es encontrada aquí en estas palabras en Génesis 32. Es realmente una oración excelente, una oración notable, una oración modelo del Antiguo Testamtento. Tiene ciertos ingredientes que son dignos de notar, que quiero mencionarles:
Primero que nada, la oración enfoca en el ser y grandeza de Dios, ya que dice Jacob:
"Y dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová, que me dijiste: Vuélvete á tu tierra y á tu parentela, y yo te haré bien." (Gen 32:9)
Ahora de acuerdo a el Nuevo Testamento, esa es la manera correcta de comenzar a orar. No se enfoque a si mismo, o sus circunstancias, o sus problemas, sino, cuando ores, comienza con Dios. Jesús nos dijo esto. "Cuando ores" él dijo, " repite, Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre,," (Mat 6:9). Jacob comienza de esa manera. Esta oración es una gran mejora en contraste con la que está en él capítulo 28 hecha por él, cuando comenzó su jornada a Siria veinte años antes. Él también oró en Betel, pero su oración fué muy egocentríca: "Si tu fueras mi Dios; si tu me bendijeras, si tu hicieras esto, entonces yo te serviré," (Gen 28:20-22). Esta es una oración típica de un recién convertido que su enfoque está hacia si mismo. Pero ahora Jacob ha aprendido a comenzar con Dios, y con sus promesas. Él le recuerda,"Tu eres Dios que me dijistes, Regresa a tu país, y yo te haré bien,," asi comienza con la promesa divina y enfoca en el carácter divino.

Después él reconoce su indignidad personal:
"Menor soy que todas las misericordias, y que toda la verdad que has usado para con tu siervo; que con mi bordón pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos cuadrillas. (Gen 32:10)
Esa es una declaración maravillosa de humildad. Jacob reconoce cuán inmerecedido él es de la gracia y misericordia de Dios, y como aún fielmente, Dios le ha bendecido y prosperado. Es un reconocimiento abierto de parte de Jacob de que él no merece esto, pero Dios se lo ha dado de todas formas.

Después Jacob hace su petición. Es específica y definitiva, como todas las buenas oraciones deben de ser:
"Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú," (Gen 32:11a)
Con ello viene un reconocimiento abierto de temor:
"porque le temo; no venga quizá, y me hiera la madre con los hijos. " (Gen 32:11b)
Esa es una gran manera de orar. Hay reconocimiento de que está en dificultad y necesita ayuda. Jacob lo indica en una forma definitiva. Él no es indefinido o inseguro. No está orando, "Bendíceme, Señor, ayúdame," en una forma general. En vez, ora, "Líbrame de la mano de mi hermano Esaú, porque temo que me elimine a mi y a mi familia."

Después le recuerda a Dios de la promesa divina:
"Y tú has dicho: Yo te haré bien, y pondré tu simiente como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud." (Gen 32:12)
Dios le había dicho esto primero a Abraham, se lo dijo otra vez a Isaac, y evidentemente también a Jacob. Asi que Jacob le recuerda, "Señor, Esaú está amenazándome para matarme a mi y a mi familia, pero tu has dicho que mis hijos van a ser más numérosos que la arena del mar." Se puede ver un reconocimiento de que Dios ha predominado en la posibilidad de maldad en la venida de Esaú.

Está es una oración maravillosa, como ya he dicho. Es correcta teológicamente, y es fraseada muy elocuente, pero, en realidad fué una pérdida total de tiempo. La próxima sección indica que Jacob aparentemente no creyó una palabra de ella, no en su corazón, ya que ahora veremos la historia de como él hizo preparaciones completas para apacentar la ira de su hermano, para calmar la situación y que estuviera bajo su control:
Y durmió allí aquÉlla noche, y tomó de lo que le vino á la mano un presente para su hermano Esaú [y que regalo]. Doscientas cabras y veinte machos de cabrío [eso es doscientosveinte cabras], doscientas ovejas y veinte carneros [eso es doscientoveinte ovejas], treinta camellas paridas, con sus hijos [cualquiera Él número que puedan ser], cuarenta vacas y diez novillos, veinte asnas y diez borricos. (Gen 32:13-15)
Ese es un regalo muy caro el que Jacob está preparando para Esaú. El recuento continua diciendo que él los dividió en rebaños, con la idea de que enviaría uno primero, y al tiempo de que Esaú se impresionaría por eso, otro más iría, y cuando Esaú comenzó a mirar eso y a recrearse, otro más vendría y después otro. Jacob lo tenía todo planeado. Esta fué una manera muy astuta, diseñada psicológicamente tramada para impresionar a su hermano, para sobrepasar sus sentimientos de animosidad y librarle de la ira de Esaú. No hay la más mínima indicación que Él esperó a que Dios hiciera nada para contestar su oración.

Muchos de nosotros oramos también de esa manera. Algunas de las reuniones de oración que yo he visitado ha sido mas bien grupos de incredúlidad, donde la gente ora arduamente para que Dios haga algo y después actuan como si no hubiera ninguna posibilidad de que él fuera a contestarles. Esto es lo que Jacob está haciendo aquí.

Yo se que hay muchos comentaristas que nos dicen que él estaba poniéndole piernas a su oraciónque esto fué una acción correcta de su parteque él estaba tratando de cumplir con lo que él pensó era requerido en esa situación y estar sin embargo poniendo su fé de que Dios bendeciría sus esfuerzos para reconciliarse con su hermano. He escuchado mensajes de este incidente en el cual dicen que no había nada de malo con la acción de Jacob aquí. Ahora, es verdad que hay ocasiones cuando tenemos que actuar después que oramos.

Hace algunos años un estudiante me dijo que estaba enfrentándose a ún exámen muy fuerte por el cuál no había estudiado, así que oró, y le pidió a Dios que le diera una buena calificación. Entonces se 
preguntó, "¿Cuál sería la evidencia mayor de fé, orar y después estudiar para este exámen, o olvidarse e irse a pescar y confiar que Dios me acompañaría en esto?" Su conclusión fué que la mejor evidencia de fé sería irse a pescar. Asi lo hizo y fracasó el exámen.

Otros pasando por circunstancias similares dicen que debemos orar y trabajar, "Adora a Dios y pasa las amuniciones." Dicen que la forma de ejercitar la fé es operar en base a que Dios nos dará las fuerzas cuando hacemos la parte normal, y así nos contesta la oración de esa manera. Pero yo no creo eso es lo que está pasando aquí, por varias razones.

Es cierto de que hay ocasiones cuando necesitamos ponerles piernas a las oraciones. Hay una actividad normal, esperada que no debe hecharse a un lado, y ser cancelada por la oración.
Recuerdo cuando tenía doce o trece años, cultivando el maíz en la granja de mi abuelo en el norte de Minesota. Yo estaba visitando la escuela bíblica de vacaciones, habiendo venido al Señor el pasado año. Estaba creciendo en la fé y exitado por las posibilidades de la oración, así que pensé tratarla en el campo de maíz un día. Estaba cansado de cultivar y habían como quince filas más de maíz para terminar, y oré y pedí a Dios para que completara el trabajo por mi. "Por fé, cualquier cosa que pidas" (Juan 14:13) dice, por fé entonces podría clamar que el campo fuese cultivado y toda la hierba mala fuese eliminada. Entonces yo debía de ponerle piernas a mi oración, así que me fuí a la casa. Semanas después mi abuelo me acorraló. Me preguntó, "¿Poque no terminastes de cultivar el campo?" Empecé a decirle, "Yo esperé que Dios lo hiciera," pero no creí que él me entendería, asi que dije, "Bueno no me siento con ganas." ¡Él me dió un recordatorio que me hizo sentir muy diferente al respecto!

Mucha gente, sin embargo, practica la oración de esa forma. Pero Jacob no está haciendo eso aquí. Hay tres claves que indican que estaba pasando:

Primero, esto concierne a Jacob y Esaú, y esos son nombres muy notables en las Escrituras. No eran tan solo hermanos gemelos que se criaron en el mismo hogar, que tenían dos carácteres muy diferentes y dos destinos extensamente diferente, pero son usados en toda las Escrituras como símbolo de algo. 
Éllos aparecen en esta capacidad en los libros Gálatas y Romanos.
  • Jacob es siempre él símbolo de fé, el hombre que tiene una sensitividad espiritual que confía en Dios.
  • Esaú, por otro lado, es por siempre el hombre incrédulo, hombre de la carne, inmoderado, egocentríco y materialista que confía en sus habilidades y tiene un orgullo propio que rechaza la oferta de ayuda de cualquier recurso.
Siendo esto así, por lo tanto hay una indicación clara que el atento de Jacob para apaciguar a Esaú es para lo que hacemos a menudo en nuestra vida cuando enfatizamos la carne y buscamos resolver los problemas por medio de proyectos y operaciones carnales, en vez de confiar en la gracia, él poder, y la misericordia de Dios. Esa es la primera clave.

Segundo, en él próximo capítulo el recuento continúa indicando el momento en que Jacob y Esaú se encontraron. Esaú no fué influenciado por los regalos de Jacob. Se nos dice que Esaú corrió hacia Jacob y le abrazó el cuello y le besó y le dió la bienvenida a la casa. No hay indicación en el recuento completo que él no tenía la intención de hacer esto desde el principio. Lo notable es que Esaú comenta en relación al regalo que se encontró diciendo, "¿Que fué esa confusión que me encontré en él camino hacia aquí?" Jacob le explicó lo que él estaba tratando de hacer, así que es claro que todos sus esfuerzos para apaciguar a su hermano no tuvieron ningún efecto. Fueron solamente la manipulación de un corazón incrédulo, tratando de tomar ventaja de las oportunidades psicológicas como mejor podía.
Pero la tercer clave es aún más positiva, ya que él recuento continúa ahora diciéndonos que hizo Dios acerca de esto. Se nos dice algo muy interesante en los versos 22-24a:

Y levantóse aquella noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el  vado de Jaboc. 

Tomólos pues, y pasólos Él arroyo, é hizo pasar lo que tenía. Y quedóse Jacob solo, (Gen 32:22-24a)
Es obvio que Jacob hace esto deliberadamente. Él quiere estar solo ya sea para pensar, planear, u orar. No se nos dice. Pero si se nos dice algo que es notable y asombroso:
y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. (Gen 32:24b)
Esta es una de esas historias misteriosas e intrigadoras que son encontradas frecuentemente en el Antiguo Testamento, cuando algún elemento de misterio es introducido sin una explicación adecuada. Todo él que lee este recuento se pregunta "¿quién es este hombre enmascarado? ¿De donde viene? ¿Que está haciendo? Estoy seguro que Jacob se sintió de la misma forma. Él pensó que estaba solo, habiendo llevado todo y a todos a través de río, cuando de pronto sale ún hombre de la sombra, y para el asombro de Jacob comienza a luchar con él.

He leído y escuchado mensajes basada en esta historia que actualmente usa las palabras, "Jacob luchó con el hombre." Pero el recuento no dice eso. Menciona de una forma muy cuidadosa que fué él hombre quién luchó con Jacob. Como pueden leer más adelante, no hay duda de quién es el hombre. De hecho, al final de la historia, Jacob le dá el nombre al lugar de este encuentro, Peniel, que significa, "Él rostro de Dios," porque dijo, "He conocido a Dios cara a cara y pude sobrevivir." Así que es claro que esta es uno de esos encuentros extraños en el Antiguo Testamento del hombre con Dios mismo, de la misma forma cuando vimos a Abraham cuando Dios se le apareció en forma de hombre y comió con él en la sombra de su tienda. Aquí está un hombre que, en una forma extraña, en una de esas teofanías de el Antiguo Testamento, es Dios mismo apareciéndose en forma visible y lucha con Jacob.
¿Que quiere decir todo esto? Bueno, tomado en conección con la historia completa que teníamos hasta este punto, no hay duda de que lo que tenemos aquí es Dios tratando de mejorar la vida de oración de Jacob con un curso intensivo de orar. Dios está tratando de romper la dependencia testaruda de Jacob en si mismo. Él problema de Jacob era de que en verdad él nunca creyó que Dios hiciera lo pedido. Él siempre tenía ese pensamiento interno de que si él mismo no lo hacía, tal vez Dios no lo cumpliría. Ahora Dios está tratando con él en un momento de verdad. Jacob tiene que enfrentarse al hecho de que, aunque sus oraciones eran elocuentes y fraseadas en forma hermosa, y correctas teológicamente, no sirven de nada porque no cree que Dios vaya a hacer nada. Toda su confianza está en él mismo.
He conocido mucha gente así. Oran y hablan maravillosamente, en lenguage teológicamente correcto pero no creyendo que en verdad Dios va a actuar. Esto es lo que Jacob está haciendo aquí. No hay confianza ni esperanza, sino un negativismo testarudo de su parte de dejar y esperar que Dios se encargue de la situación.

¿Se puede reconocer usted en esta forma? Yo mismo lo reconozco y lo hago frequentemente.

Él recuento continúa en Él verso 25:
Y como vió que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y descoyuntóse el muslo de Jacob mientras con él luchaba. (Gen 32:25)
Esto sucedió después de largas horas de lucha. Jacob resistió, luchó, y peleó. Él no cedía hasta que, al fin, la mano divina le toca en la cadera y le pone su orificio fuera de la coyuntura. Eso es el final; nadie puede luchar en esa condición. Todo lo que Jacob puede hacer es arrecostarse sin fuerzas dependiéndo en este luchador extraño. Sabiendo ahora quién es este hombre, se cuelga de él desesperadamente. Se nos dice que el hombre dijo:

Y dijo: Déjame, que raya el alba. Y él dijo: No te dejaré, si no me bendices. 

Y él le dijo: ¿Cuál es tu nombre? (Gen 32:26-27a)
Aquí encontramos dos provocativas más, buscando, preguntas divinas como las que vimos que fueron preguntada en él Jardín del Edén. La pregunta es, "¿Cuál es tu nombre?" Dios, de hecho sabía cuál era el nombre de Jacob, pero Jacob necesitaba ser recordado. El nombre Jacob significa, "suplantador, usurpador, un hombre que busca tomar el lugar de otro." Jacob es recordado de que su carácter, su naturaleza es la de confiar en si mismo, y tratar de tomar ventaja de otro. "¿Cual es tu nombre?"
Y él respondió: Jacob. Y él dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel: porque has peleado con Dios y con los hombres, y has vencido. (Gen 32:27b-28)
He leído muchos mensajes de este recuento que han comentado de el hecho que Jacob fué poderoso en la oración porque él luchó con Dios toda la noche y prevaleció. Pero yo indiqué ya que no es Jacob el que está luchando con Dios. Es Dios quién está luchando con Jacob, tratando de romper su dependencia testaruda en si mismo, sus sentimientos de que todo depende de él, que él lo tiene que hacer o de otra forma no se va a hacer, que Dios no va a hacer nada realmente en la situación. Además, Jacob no prevaleció en su lucha con Dios. Él momento de prevalecer viene cuando su cadera es rota, cuando está totalmente vencido y no puede hacer nada sino que se cuelga de él. Ahí es cuando él prevaleció con Dios. Eso es lo que este recuento nos enseña. Dios responde a ese sentido de impotencia humana.

Eso es también lo que Pablo nos enseña en la segunda carta a los Corintios, cuando dice, "Sus fuerzas se hacen perfecta en mi debilidad, porque cuando soy débil es que soy fuerte," (cf, 2:Cor 12:9). Hay aquí un ejemplo vivo de esto.

Jacob es traído finalmente al lugar donde su ingenuidad humana y poder es quebrantado y terminado. En un momento de impotencia, recostado en Dios, pidiendo su bendición, se dice que Jacob prevaleció con Dios. Su nombre fue cambiado a "Él luchador de Dios."

Para mi una de las cosas mas notables en el Antiguo Testamento son las muchas maneras que Dios enseña a los hombres a hacer guerra como ejemplo a nosotros de como Él las pelea:
  • Está la historia de Jericó. ¿Como Dios toma a una ciudad? Bien, marchando siete veces alrededor y sonando trompetas. ¿Que creen ustedes que la junta de jefes del ejército pensaría de esta estrategia?
  • ¿Y como Dios se encontró con los ejércitos de los Filisiteos que venían en su contra? Con un retumbe en la cima de árboles de moras. ¿Quién se le ocurriría esa?
  • ¿Como Dios vence a los Madianitas que estaban en violación de la tierra en los día de Gideón? Por un bando de trescientos hombres que lo que tenían eran jarras de barro llenas de antorchas.
Dios trabaja en una forma diferente a la que el hombre trabaja. Nuestro problema es, que no creemos, no lo aceptamos, no lo esperamos. No creemos que Dios pueda hacer nada, por lo tanto recurrimos a nuestra ingenuidad humana. Esto es lo que es quebrantado en la vida de Jacob.
Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y él respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre? Y bendíjolo allí. (Gen 32:29)
Esta es la segunda pregunta que Dios le hace a Jacob. Era natural de que Jacob le preguntara su nombre, ya que a él se le había preguntado. El luchador divino contesta, "¿Porque quieres saber? ¿Cual es tu motivo? ¿Piensas usarme de la misma forma que has usado a todo él que te encuentras? ¿Estás tratando de descubrir cuál es mi fortaleza para tratar de usarla para tu beneficio? ¿Cuál es tu motivo para preguntar?" Él lo deja ahí. Aun asi lo bendice, y es una parábola preparada para nosotros, como lo fué para Jacob, para indicar que la fortaleza de Jacob, su poder, su habilidad para actuar se hizo realidad cuando el vino al lugar de incapacidad y dependencia en Dios.

El recuento continua diciendo,
Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar Peniel: porque vi á Dios cara á cara, y fué librada mi alma. Y salióle el sol pasado que hubo á Peniel; y cojeaba de su anca. Por esto no comen los hijos de Israel, hasta hoy día, del tendón que se contrajo, el cual está en el encaje del muslo: porque tocó á Jacob este sitio de su muslo en el tendón que se contrajo. (Gen 32:30-32)
Esta práctica se convirtió en un ritual en Israel, diseñada para recordarles de que el momento cuando la oración es más efectiva es cuando realmente creemos que Dios va a hacer algo porque nosotros no podemos hacer nada.

He llamado esto, Lo Esencial en la Oración. Creo que es verdad. Vez tras vez através de las Ecrituras encontramos que la lucha grande de Dios con nosotros es enseñarnos a no pensar que debemos de hacerlo todo por nosotros mismos.

Pasé por una experiencia similar. Yo había orado por una situación que sentía si solo yo pudiera sentarme y razonar con las personas envueltas, si pudiera señalarles lo que estaban haciendo, estoy seguro que yo le haría ver lo que estaba sucediendo. Pero no podía hacerlo. Físicamente fuí removido del asunto, psicológicamente, sabía que no tenía una puerta abierta de comunicación. Sentí la frustración de que no podía hacer algo, pero fué del resultado de la frustración que comenzé a orar y a confiar de que Dios actuaríay lo hizo. Este es el secreto de la oración " no en nuestras fuerzas pero en la de él.
Esta es una expresión correcta de esa verdad de la mano de Alan Redpath:
¿Estas batallando contigo mismo, derrotado en la vida, yendo cuesta abajo a golpes? ¡Tu encaras muchas batallas! Ninguno de nosotros puede vencer en esto, porque lo sabemos en nuestros corazones, pero le diríamos alegremente las buenas nuevas de que vencen no por batallar pero por fé.
Ustedes vencen no por luchas internas pero por mirar hacia arriba. Cualquier batalla de victoria, poder y liberaciónde ustedes y del pecadoque no está basado constantemente en la mirada intensa de el Señor Jesús, con el corazón y la vida levantado hacia él, está destinado a fracasar.

Hay por supuesto, actividades que podemos hacer después de orar, pero aún en esa accción nuestra confianza debe ser que Dios tiene la intención de actuar y que él puede actuar "mas lejos de lo que podamos pedir o pensar," (cf Efe 3:20) Nuestro sentido de paz y quietud y victoria vendrá solamente si tenemos la confianza.

Jacob cojeó el resto de su vida, como un recordatorio constante a él. ¿No sería maravilloso si Dios nos hiciera cojear? Algunos de nosotros lo hacemos, ¿o no? Psicológicamente cojeamos. Sentimos las cicátrices de las derrotas del pasado recordándonos que esencial es que confiemos de que el Dios a quién oramos es capáz de actuar en nuestro beneficio.

Oración
    Señor, quizas por tu gracia tu hagas cojear a alguien aquí en esta mañana para tener un recordatorio constante de que eres el Dios que actúa mucho mas allá que cualquier cosa que podamos hacer. Cuando te pedimos que actues debemos esperar que lo vas a hacer, Señor, y no como Jacob, haciendo las cosas por nuestros propios esfuerzos con sabidurá humana. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, Amen.

Título: Esenciales de la Oración
Serie: Estudios de la Oración de el Antiguo Testamento
Pasaje: Génesis 32:9-32
Mensaje No: 3
Número de Catálogo: 3737
Fecha: 26 de Octubre de 1980
Copyright © 1995 Discovery Publishing un ministerio de la Iglesia Peninsula Bible. Este archivo de datos es propiedad exclusiva de Discovery Publishing, un ministerio de la Iglesia Peninsula Bible. Solo puede copiarse en su totalidad con Él fin de circularlo gratis. Todas las copias de este archivo de datos deben llevar la notificación de derechos de autor arriba mencionados. No se puede copiar en parte, editar, revisar ni copiar con Él fin de vender o incorporar a ninguna publicación comercial, grabación, retransmisión, representaciones, muestras o ningún otro producto para la venta estos archivos de datos, sin el permiso escrito de Discovery Publishing. Para solicitar dicha autorización se deberá hacer por escrito dirigiéndose a Discovery Publishing, 3505 Middlefield Rd. Palo Alto, California 94306-3695.

domingo, 15 de septiembre de 2013

EL ANCLA DE LA ORACIÓN

por Ray C. Stedman

Mucha gente en este país están luchando con la pregunta hecha por uno de los líderes del grupo de Mayoría Moral en relación a si Dios escucha las oraciones de los Judíos o no. Muchos están preguntando, por el rechazo de Jesús de parte de los Judíos, ¿escucha Dios sus oraciones o no? Mi contestación sería que Dios escucha las oraciones de todos en todas partes. Hay un verso en los Salmos que dice, "Tu oyes la oración: A ti vendrá toda carne," (Salmos 65:2). Tenemos también una indicación de esto en el Nuevo Testamento. Cornelio era un Romano pagano que fué influenciado por la comunidad Judía. El aprendió algo acerca de Dios y comenzó a orarle a él, y ún angel fué enviado a decirle que sus oraciones y limosnas habián sido reconocidas por Dios. El angel fué enviado a guiarle a una verdad profunda (Hechos 10:4). Así que hay mucha evidencia en las Escrituras que Dios escucha todas las oraciones. De hecho, aprendimos en nuestro primer estudio que Dios mismo inicia la oración. Aún personas ateas oran a veces.
Un viejo capitán marino me comentó una vez acerca de las tormentas que el había pasado. Dijo acerca de una tormenta terrible en particular, "Dios escuchó de muchos extraños aquella noche." Así que hay un deseo instintivo para orar que sale de dentro de nosotros.
En esta serie de estudios de la oracíon veremos a la tremenda relación que los creyentes tienen con Dios. Yo espero que estos estudios sean progresivos, eso es, no queremos olvidar lo que aprendimos la vez pasada, sino añadiéndole a lo que aprendamos hoy. Yo confío que tendremos nuestras preguntas acerca de la oración constestadas según vamos progresando.
Hoy queremos ver al misterio y los mitos de la oración. Hay cosas que hemos aprendido desde la niñez, mitos, malentendidos, y conceptos acerca de la oración que están erróneos, y necesitan corregirse. Pero, cuando hayamos aprendido todo lo que podamos, todavía existe un misterio acerca de la oración.
La oración es iniciada por Dios, como ya hemos aprendido. El siempre comienza la oración, aunque lo sepamos o no. Y es esperado a ser una conversación íntima y relajada con Dios. No importa cúal sea el mótivo de la oración, su forma debe ser una hablando directamente con él. Solo dos personas están envueltas en la oración, usted y Dios. Otros pueden estar escuchando, pero tu mismos estás confrontando al Ser divino.
Entonces la oración, como también vimos en nuetro último estudio, es deseado a ser instructivo; aprendemos de nuestras oraciones. Dios les hizo preguntas a Adán y Eva, y en la búsqueda de las contestaciones, ellos aprendieron mucho acerca de ellos mismos, como también de Dios, y de la vida misma. No conozco un aspecto de la oración que sea más importante que esto. Si oramos vamos a aprender; si no oramos no vamos a aprender; permanecemos en la ignorancia.
Hoy quiero mirar a una oración familiar, encontrada en él capítulo 18 de Genésis. Este es el incidente muy conocido cuando Dios deja a Abraham saber el secreto de la hora que había llegado para juzgar a Sodoma y Gomorra, esas ciudades llanas donde Lot, el sobrino de Abraham, estaba viviendo. El recuento nos dice que Dios había enviado dos ángeles a Sodoma para destruir la ciudad. Evidentemente iba a ser destruida por una catástrofe natural. El recuento sugiere enfáticamente que fué destruida por la erupción de un volcán, por fuego y azufre, eso es, sulfuro, llovido en la ciudad y destruida con sus habitantes. Hoy día hay evidencias de tal ocurrencia en el valle donde Sodoma y Gomorra estaban localizadas. Algunos de nosotros recuerdan el pasado Mayo 18, cuando el monte St. Helens de momento hizo erupción he hizo devastación en una área muy grande con nubes de cenizas ardientes, pueden ciertamente creer que que este bien pudo haber sido la forma en que las ciudades de Sodoma y Gomorra fueron destruidas. Ellos le llamaban entonces, en los tiempos de Abraham, como estoy seguro como lo llamaríamos hoy día, un desastre natural, pero Dios está detrás de la naturaleza. El anunció a Abraham que él estaba listo para destruir a través de un juicio de desastre natural estas ciudades malvadas.
En el recuento se nos dice que los ángeles,
Y apartáronse de allí los varones, y fueron hacia Sodoma: mas Abraham estaba aún delante de Jehová. Y acercóse Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío?
Quizá hay cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por cincuenta justos que estén dentro de él? Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? Entonces respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré á todo este lugar por amor de ellos.
(Gen. 18:22-26)
Como ya saben, el recuento continua con Abraham reduciendo el número cada véz hasta que que llega a diez personas justas.
En nuestro estudio anterior hicimos referencia a este incidente como ejemplo de los mitos esparcidos acerca de la oración. He escuchado mensajes en este incidente que sugiere que esta es la forma de orar- -determinando que uno quiere que Dios haga, entonces venir delante de él, agarrase de él y no dejarle ir hasta que el ceda a lo que uno quiere. Es una forma de inducir a Dios a hacer algo. Ahora, eso no es oración, y eso no es lo que está pasando aquí tampoco. Malentendemos grandemente este recuento si lo leemos en esa manera. Debemos recordar que a tráves de todas las Escrituras aprendemos a que es el Espíritu de Dios quién movió a Abraham a interceder por la ciudad, y especialmente por los justos que se encontraban allí. Todos estos recuentos bíblicos donde hombres han influenciado en Dios debe entenderse en este contexto. Es Dios quién los ha movido; es Dios orando a Dios a través de la agencia del ser humano.
Esto es lo que se nos dice claramente en la carta de Pablo a los Romanos, donde tenemos una gran promesa y gran revelación en la oración:
Y asimismo también el Espíritu ayuda nuestra flaqueza: porque qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos; sino que el mismo Espíritu pide por nosotros con gemidos indecibles. (Rom 8:26)
Las palabras literales son, "con gruñimientos que no pueden expresarse." Todos nosotros hemos sentido en ocasiones algún profundo, latente, inquietud en nuestro espíritu que casi no podíamos ponerlo en palabras. No sabíamos que orar, pero la inquietud que sentimos es una forma de oración. El Espíritu estaba orando en nosotros sin usar palabras.
Entonces en el verso que sigue se nos dice,
Mas el que escudriña los corazones, sabe cuál es el intento del Espíritu, porque conforme á la voluntad de Dios, demanda por los santos. (Rom 8:27)
Eso es lo que estaba pasando con Abraham, y eso contesta la pregunta, "¿Por qué el se detuvo con diez justos?" ¿no es así? He escuchado mensajes que han dicho, "Si Abraham solo hubiese tenido la fé de continuar! Si hubiese dejado reducir otro corte, a cinco, quizás la ciudad se hubiera escapado. ¿Por qué no continuo? Bueno, la contestación es porque el Espíritu de Dios que estaban en él no continuó, eso es el porque. Fué la voluntad de Dios destruir estas ciudades. Estas personas han alcanzado el lugar adonde sus debilidades y su resistencia a la verdad son merecedoras de juicio. No sabemos cuan mucha exposición de la verdad hayan tenido antes, pero seguramente que Abraham había tenido contacto con la ciudad de Sodoma. El conocía al rey; el había salvado los habitantes de esta ciudad de una invasión unos años antes. Él sin duda le había hablado del Dios que él adoraba. Y Lot vivía en la ciudad. El debió haberles dicho, pero había resistencia a sus palabras. Al fin ellos encontraron el lugar del juicio.
Ahora el juicio de Dios nunca es intencionado para aniquilar. En Romanos 1, se nos dice que el juicio viene solamente para hacer que la gente oiga, para llamar su atención. Dios estaba destruyendo estas ciudades para que el resto del mundo oyera, para que otros, escuchando de su destino, prestarán atención a lo que estaba pasando en sus vidas y en particular al tipo de pecado en que ellos estaban envueltos. Esta ciudad había alcanzado el lugar donde, en la mente, y, obviamente, en el pensamiento de Dios, que no había uso de tratar de alcanzarles más. Ellos habían resistido al punto de endurezer el corazón, así que el juicio llegó. Los Puritanos acostumbraban de ponerlo en esta forma,

"Hay una línea que no vemos que cruza todo camino: 
El límite escondido entre la paciencia de Dios y su ira."

Aquí está una ciudad que ha pasado esa línea.
Sin embargo es incorrecto para nosotros, de tener la impresión de este recuento que la homosexualidad, la cuál fué la maldad predominante en Sodoma, sea el pecado peor posible, y que la gente que le da paso a esta maldad que estén bien cerca del juicio de Dios. Eso no es lo que esto sugiere. Jesús predicó en dos ciudades, Capernaún y Betsaida, y dijo que el juicio de ellas era peor, porque el dijo, "¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Bethsaida! porque si en Tiro y en Sidón fueran hechas las maravillas que han sido hechas en vosotras, en otro tiempo se hubieran arrepentido en saco y en ceniza. Por tanto os digo, que á Tiro y á Sidón será más tolerable el castigo en el día del juicio, que á vosotras. Y tu, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta los infiernos serás bajada; porque si en los de Sodoma fueran hechas las maravillas que han sido hechas en ti, hubieran quedado hasta el día de hoy," ( Mat. 11:21-23). Aquí habían dos ciudades las cuáles no se habían dado a las prácticas homosexuales, la cúal sin embargo, de acuerdo al juicio de Jesús, eran más dignas de condenación que los habitantes de Sodoma y Gomorra. Así que no es la naturaleza de su pecado que les estaba trayendo al juicio, sino, es la persistencia de continuar en la maldad y su rechazo de reconocer lo que Dios les estaba diciendo acerca de lo que su pecado les estaba haciendo.
Abraham, de todas formas, había sido informado que la hora había llegado. La reacción que obtenemos es que el está asombrado por esto, pero es muy importante que veamos que es lo que en verdad le está molestando. Si haces la pregunta, "¿Está Abraham de verdad tratando de salvar estas ciudades?" la contestación debe de ser, "No, eso no es realmente su interés. Abraham conoce que la hora del juicio de Dios ha llegado, que ha habido un registro de su paciencia por mucho tiempo hasta este punto. El sabe que son las personas injustas solamente que serán juzgadas, así que él no está tratando de salvar las ciudades. El expresa su sentimiento es estas palabras: "¿Destruirás tu los justos con los pecadores?" ¿Vas a tratar los justos de la misma manera qye tu tratas a los pecadores?" Eso es lo que le está afligiendo.
Algunos de los comentaristas que han tratado con este pasaje están correctos al sugerir que hay una empuñadura de miedo agarrando el corazón de Abraham en este punto, que el teme que va a encontrar que Dios no es realmente quién el creía que era. Podría ser que el está interesado acerca de lo que nosotros, con la base que tenemos del Nuevo Testamento, llamamos, "el efecto de la sal" de los creyentes. Gente justa, sabemos, tiene una manera de salar toda el área alrededor, preservándola de corrupción y juicio. Abraham, quizás, está tribulado que si Dios destruye a una ciudad completa llena de gente pecadora, con algunos justos entre ellos, el dicho saldrá a otros que los justos no tienen ningún efecto y se dejará ver la impresión incorrecta. Puede ser también que el se esté preguntando, "¿Tiene algún valor el regalo de la justificación, que Dios me ha dado? Si Dios trata los justos de la misma forma que los pecadores, ¿tengo yo alguna esperanza cuando me llegue la hora de estar delante del Dios de toda la tierra?" Así que Abraham tiene el corazón contrito, preguntando si Dios es en realidad la clase de Dios que el pensó que era él.
¿Se ha sentido alguna vez de esa manera? En sus oraciones, o en su confrontamiento con la vida, ¿ha visto de momento a Dios manifestarse en formas que usted no anticipó, dejando que cosas pasen que usted no creyó que él permitiera? ¿Ha pensado, "¿Señor puedes tu realmente hacer esto?" ¿No debe el Juéz de toda la tierra hacer lo correcto? Esto no es correcto.
Hay ocasiones en las Escrituras cuando los hombres se sintieron de esta forma. Se acuerdan de como David cuando traía el arca otra véz a Jerusalén después de haber estado en la ciudad de Filistina por muchos años. Al estar trayéndola él en la carreta, el buey tropezó y pareció comos si el arca fuera a caer. Un hombre llamado Uzah lo alcanzó y lo enderezó y al momento que tocó el arca cayó muerto instántaneamente por la mano de Dios. David estaba tan tembloroso que cogió el arca y la puso en una casa vecina y la dejó allí por seis meses. El no sabía que iba a hacer con un Dios que tomara la vida de un hombre que estaba tratando de prevenir un accidente.
En el recuento en Habacuc, quién, en su oración por Israel, aprendió que Dios tuvo la intención de traer a los Babilonios en contra de la nación y destruirla y tomar la gente cautiva y llevarlas a Babilonia, él se asombró de que un Dios de justicia dejara que esto pasara a su propia gente. Mucha gente se ha sentido de esta manera cuando han leído las historias en el Antiguo Testamento acerca de Dios cuando ordena al ejército Israelita a acabar con los habitantes de ciudades enteras. Se preguntan, "¿Es ese el Dios que adoro? ¿Puede el Dios de amor y misericordia y paciencia dar un mandato como ese?" Ellos están aterrorizados.
Estamos acercándonos muy de cerca de ver como Abraham se sintió en este punto, cuando sentimos ese horror de momento que Dios no vá a actuar como nosotros esperamos que lo haga. Abraham está haciendo aquí la pregunta, "¿Hace la justificación alguna diferencia? Si Dios aniquila estas ciudades llenos de ambas personas, pecadores y justos, si todos sin tratados por igual, ¿no nos dice que la justificación realmente no hace ninguna diferencia, que Dios mismo no presta atención al regalo de la justificación que nos ha sido dada? Esa es la razón de su inquietud.
Tenemos que recordar, sin embargo, que Abraham entendió lo que justificación era en realidad. Mucha gente que leen este recuento no lo entienden. Ellos piensan que ser justos significa ser buenos, personas decentes que viven una vida moral que se deja ver, que no violan las leyes, y no se meten en problémas con sus vecinosson personas "buenas". Estoy seguro que había gente así en las ciudades de Sodoma y Gomorra. Si usted visita una comunidad de homosexuales hoy verán mucha gente agradable, que, aunque estén practicando el mismo pecado que los habitantes de Sodoma y Gomorra, son personas honradas y decentes en muchos aspectos. Así que mucha gente lee este recuento como si Abraham estuviera diciendo, "¿Vas tu a aniquilar esa clase de personas (buenas) como también a los obviamente impíos, blasfemos, y de clase violenta?" Pero Abraham no estaba pensando en eso. El entendía que ser justificado no quiere decir ser personas buenas y morales que no se merecen juicio, porque nadie es así en la mira de Dios. Abraham entendió que justificación se refiere a personas egoístas, ambiciosas, orgullosas y merecedores de juicio como usted y como yo, que, sin embargo, por el sacrificio de la sangre provista por Dios mismo, ha sido dado como ún regalo que no merecemos, que ha sido introducido a una relación con Dios que es pura gracia y nada más. Lo que Abraham está interesado es, "¿hace eso alguna diferencia? ¿Honrará Dios eso en la hora de juicio? ¿Le gobierna esto a él o le cambia cuando llega la hora de la crisis?" Él está perplejo, incierto, inseguro. Así, reconociendo su propia ignorancia y debilidad, le trae su problema ante Dios.
Pueden ver como él tímidamente se aventura, "Señor, un momento. Supuestamente hay cincuenta justos en esa ciudad, ¿la destruirías tu?" La respuesta entonces viene de inmediato, "No, no la destruiré por cincuenta." Otra vez, se aventura tímidamente. "¿Que tal cuarenta y cinco?" "No, dice Dios inmediatamente, "si encuentro cuarenta y cinco no la destruité." Entonces Abraham se ciñe en atrevimiento y dice. "Señor, no te enojes, pero voy a presionar un poco más. ¿Que tal cuarenta, treinta, o veinte?" Finalmente, vá al límite de su atrevimiento, sintiendo el final de su inquietud cuando dice, "¿Señor que tal diez? Si hay diez justos los salvaría y también a la ciudad?" La respuesta inmediata de Dios en relación hasta que límite es la siguiente, "Hasta adonde tu llegues Abraham, yo también iré. Si hay diez justos no destruiré la ciudad."
Dada está contestación de Dios, suaviza la empuñadura de miedo que Abraham tiene agarrado en su corazón. Cada contestación es una certeza de este gran hombre de Dios que Dios honrará su promesa, que él preservará al justo en la hora de crisis y peligroy no físicamente todo el tiempo. Abraham entendió que Sodoma y Gomorra iban a ser ejemplos por todo el tiempo de la retribución y justicia divina, un símbolo de condenación eterna. Y eso es lo que ellos han visto.
Alguien ha dicho no hace mucho tiempo, "¡Si Dios no destruye a San Francisco, el va a tener que disculparse a los habitantes de Sodoma y Gomorra!"
Esas ciudades son símbolos de la justicia llevada en la plenitud de la ira. Abraham es afirmado que Dios confirma lo que dice, que justificación hace diferencia, que las promesas de Dios son válidas en la hora de la crisis, y que él no trata el justo como trata al pecador. Cuando él llega a esa premisa, Abraham está satisfecho.
Él no estaba tratando de salvar la ciudad, y no la salvó, ya que el recuento sigue al punto que Sodoma y Gomorra fueron juzgadas. Pero hay una palabras interesantes al final del capítulo 18, verso 33.
Y fuése Jehová, luego que acabó de hablar á Abraham: y Abraham se volvió á su lugar. (Gen 18:33)
Según usted lee el recuento es Abraham el que ha estado hablándole a Dios, pero este verso indica claramente que existe algo más profundo, que Dios ha estado hablándole a Abraham y que el propósito de este intercambio es de asegurarle a él que las promesas del regalo de la justificación son válidas, que la justificación se nos es dada cuando no la meremos y aún Dios lo honra y cumple. Nosotros estamos parados en otro plano, siendo tratados en una forma diferente de los que están alrededor de nosotros solámente por la misericordia y la gracia de Dios.

Después en él capítulo 19 tenemos la historia de la destrucción de Sodoma. Es una historia terrible de dar rienda suelta a la pasión y deseos pervertidos, donde una ciudad es dada por completa y que aún atacaban a los extranjeros que venían en medio de ellos. Esto hace que surja la pregunta, ¿cuantos justos habían en Sodoma? La contestación es: Uno. Cuatro personas fueron libradas de la ciudad al principio, Lot y su esposa y sus dos hijas, esos son todos. Los ángeles tuvieron que sacarles a la fuerza de la ciudad para salvar sus vidas, y aún uno de ellos pereció en el cámino. La esposa de Lot viró hacia atrás y miró a la ciudad, desobedeciendo la alerta de los ángeles, y ella se convirtió en un pila de sal. (Pueden visitar esa área hoy día y ver los pilares de piedras cubiertas con sal encrustrada que son señaladas como la esposa de Lot.) En una historia muy desagradable, también en él capítulo 19, las dos hijas de Lot, confundidas por el enemigo de Sodoma, recurrieron a cometer incesto con su propio padre para que pudieran tener hijos. Esos hijos crecieron y formaron dos naciones que a través de la historia biblíca, hasta hoy día, han sido enemigos de Israel. No hay indicación en las Escrituras que estas dos hijas fueran justas.
Pero hay un recuento en Segunda de Pedro, que sugiere que la única persona justa en esa ciudad fué el mismo Lot. En Segunda de Pedro leemos:

Y si condenó por destrucción las ciudades de Sodoma y de Gomorra, tornándolas en ceniza, y poniéndolas por ejemplo á los que habían de vivir sin temor y reverencia de Dios, Y libró al justo Lot, acosado por la nefanda conducta de los malvados; (Porque este justo, con ver y oir, morando entre ellos, afligía cada día su alma justa con los hechos de aquellos injustos;) Sabe el Señor librar de tentación á los píos, y reservar á los injustos para ser atormentados en el día del juicio; Y principalmente á aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia é inmundicia, y desprecian la potestad (2 Pedro 2:6-10a)

Eso es un comentario divinamente inspirado de la destrucción de Sodoma y Gomorra. Tiene gran relevancia a nuestra propia situación hoy día.

Pero lo que me tiene intrigado es que aprendemos algo acerca de la oración en esto. La gran lección que viene a mi corazón, y espero que al de ustedes, de esta historia es que la verdadera oración está siempre fundada en él carácter de Dios, no en las necesidades, lo que deseamos, y los deseos del hombre. Comienza con quién es Dios, y lo que él desea. Por eso es que la oración modelo que se nos es dada por nuestro Señor mismo comienza con esa petición triple:

Primero, "Padre nuestro" (indica nuestra relación con Dios);

Segundo, "que estás en los cielos" (indica su invisibilidad hacia nosotros per aún su presencia disponible a nuestras necesidades), y

Tercero, "Santificado sea tu nombre" (la grandeza y él carácter de Dios que forma la base de la oración).

Al igual que Abraham, necesitamos certeza de vez en cuando de que Dios es realmente la clase de Dios que el reclama ser, que aún en el medio del juicio él honra sus promesas y redime sus ofertas a aquellos que le claman.

Abraham tiene descanso ahora en su corazón como resultado de este recuento, seguro de que Dios honra a los justos, y que el regalo de la justificación que él dá es un reclamo válido a su vista para una relación con él. Esa es la base de la oración.

No tenemos ningún derecho de venir a Dios para meramente usarlo como un tipo de "centro de abastecimiento celestial" que podemos sacar en cualquier momento que tengamos necesidades mayores. Lo que tenemos que ver es que si la oración está basada en "el carácter y las promesas de Dios.

Permítame compartir con ustedes una cita de un buen libro acerca de la oración hecha por un escritor inglés llamdado, Reginald E. O. White. Él dice,

A veces es él carácter de Dios revelado en  sus formas consistentes que son la base de la fé: "Si Dios viste la hierba del campo ¿no puede él vestirte a tí?" A veces es él carácter de Dios demostrado por lo que él ya ha hecho que provee la base de la confianza: "Aquel que no escatimó en dar a Su Hijo, pero lo envió para beneficio de todos nosotros, ¿como es que entonces él junto con Jesús también nos dará libremente todas las cosas? Y a menudo es él carácter de Dios expresado en Sus promesas que forman nuestra oración y nos exhorta preguntando: "Ahora pues, Jehová Dios, tu eres Dios, y tus palabras serán firmes, ya que has dicho á tu siervo este bien. Tenlo pues ahora a bien, y bendice la casa de tu siervo, para que perpetuamente permanezca delante de ti: pues que tu, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre." (2 Samuel 7:28-29). En cada caso la atención es dirigida hacia afuera de nosotros y nuestros deseoso desiertoshacia Dios y Su amor consistente, Su perseverancia constante. Fé siempre proviene de parte del Dios que conocemos que nos provee la bondad que buscamos. Para ponerlo el punto en forma diferente, creemos, no como a veces decimos ligeramente, en lo eficaz de la oración pero en la gracia de Dios. En eso la oración descansa.

Eso es lo que Abraham nos está enseñando aquí, que Dios es quien dice que él es.
Contemos con esto y recordémonos de ello, tenemos una base en la cúal podemos orar con confianza, con entendimiento, y con conocimiento. Que Dios nos ayude a entender y a aprender como agarrarnos de este gran ministerio de la oración.

Oración

Señor gracias por este incidente en la vida de Abraham que nos recuerda que nuestro destino y nuestra relación contigo al momento presente está anclado en tu fidelidad a tus promesas. No tenemos derecho de venir. No tenemos justificación que venga de nosotros. Solo tenemos eso que nos es dado por el regalo de tu Hijo para nuestro beneficio. Gracias por eso, pero gracias también por la certeza de que es una promesa válida, que al venir basado en eso, tenemos una base real de esa relación que podemos contar. Gracias porque tu eres nuestro Padre, que nos has perdonado, que nos has librado de la culpa de nuestro pasado, aún nuestro pasado inmediato, ayer y hace diez minutos. Gracias porque tu nos has dado grandes promesas para el presente y el futuro, una provisión de amor y aceptación, guía de protección y todas estas cosas. Oramos para que tu nombre sea por lo tanto glorificado; que él mundo pueda mirar la justificación en medioy que ellos vean que tu mano y tu corazón están comprometidos a aquellos que responden a tu oferta de gracia, y tu juicio espera a aquellos que resisten la plegaria paciente de su Dios. Te lo pedimos en él nombre de Jesús, Amén.

Título: El Ancla de la Oración 
Serie: Estudios de la Oración del Antiguo Testamento 
Pasaje: Génesis 18:22-33 
Mensaje No: 2 
Número de Catálogo: 3736 
Fecha: 19 de Octubre de 1980

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