Jesús Esperanza de Gloria

Jesús Esperanza de Gloria

lunes, 6 de junio de 2016

"¿Quién es el Espíritu Santo?"

Hay muchos conceptos erróneos sobre la identidad del Espíritu Santo. Algunos ven al Espíritu Santo como una fuerza mística. Otros entienden al Espíritu Santo, como el poder impersonal que Dios pone a disposición para los seguidores de Cristo. ¿Qué dice la Biblia acerca de la identidad del Espíritu Santo? Dicho de una manera sencilla, la Biblia dice que el Espíritu Santo es Dios. La Biblia también nos dice que el Espíritu Santo es una Persona, un Ser con una mente, emociones, y una voluntad.
El hecho de que el Espíritu Santo es Dios, es visto claramente en muchas partes de las Escrituras, incluyendo Hechos 5:3-4. En este versículo, Pedro confronta a Ananías por haber mentido al Espíritu Santo, y le dice que él “no había mentido a los hombres sino a Dios”. Es una clara declaración de que mentir al Espíritu Santo es mentir a Dios. También podemos saber que el Espíritu Santo es Dios, porque El posee los atributos o características de Dios. Por ejemplo, el hecho de que el Espíritu Santo es omnipresente, lo vemos en Salmos 139:7-8 “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás”. Luego, en 1ª Corintios 2:10 vemos la característica de la omnisciencia del Espíritu Santo. “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aún lo profundo de Dios”. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.”
Podemos conocer que el Espíritu Santo es en verdad una Persona, porque El posee una mente, emociones y una voluntad. El Espíritu Santo piensa y sabe (1ª Corintios 2:10). El Espíritu Santo puede ser afligido (Efesios 4:30) El Espíritu intercede por nosotros (Romanos 8:26-27). El Espíritu Santo hace decisiones de acuerdo con Su voluntad (1ª Corintios 12:7-11). El Espíritu Santo es Dios, la tercera “Persona” de la Trinidad. Como Dios, el Espíritu Santo puede funcionar verdaderamente como Consejero y Consolador, tal como lo prometió Jesús. (Juan 14:16, 26; 15:26).

"¿Cuál es el significado de la vida?"

¿Cómo puedo encontrar propósito, realización y satisfacción en la vida? ¿Tendré el potencial para lograr algo de importancia duradera? Mucha gente nunca se ha detenido a considerar cuál es el significado de la vida. Años más tarde, miran hacia atrás y se preguntan por qué sus relaciones se han desmoronado y por qué se sienten tan vacíos, aún cuando pudieron haber conseguido lo que emprendieron. A un jugador de béisbol que figuraba en el paseo de la fama del béisbol se le preguntó, qué le hubiera gustado que le dijeran al principio, cuando empezó a jugar el béisbol. El respondió, “Deseo que alguien me hubiera dicho que cuando alcanzara la cumbre, no encontraría nada ahí”. Muchas metas revelan su vacío solamente después de que se han desperdiciado años en su búsqueda.
En nuestra sociedad humanística, la gente persigue muchos propósitos, pensando que en ellos van a encontrar significado. Algunas de estas búsquedas incluyen: éxito en los negocios, riquezas, buenas relaciones, sexo, entretenimiento, hacer el bien a otros, etc. La gente ha testificado que mientras alcanzan sus metas de riquezas, relaciones y placer, todavía hay un profundo vacío interior – un sentimiento de un vacío que nada lo parece llenar.
El autor del libro bíblico de Eclesiastés expone este sentimiento cuando dice, “¡Vanidad de vanidades! ¡Vanidad de vanidades! ¡Todo es vanidad!”. Este autor tenía riquezas más allá de la medida, sabiduría más que cualquier hombre de su tiempo o del nuestro, mujeres por cientos, palacios y jardines que eran la envidia de los reinos, la mejor comida y el mejor vino, y poseía cada forma de entretenimiento disponible. Hasta cierto punto, dijo que cualquier cosa que deseaba su corazón, él la buscaba. Y todavía, resumía diciendo, “la vida debajo del sol ¡es vanidad!” (La vida es vivida como que está fuera de todo lo que podemos ver con nuestros ojos y experimentar con nuestros sentidos) ¿Por qué hay tal vacío? Porque Dios nos creó para algo más allá de lo que podemos experimentar en el aquí-y-ahora. Salomón dijo de Dios, “El también ha puesto la eternidad en los corazones de los hombres…”. Estamos conscientes de que, en nuestros corazones, este “aquí-y-ahora” no es todo lo que hay.
En Génesis, el primer libro de la Biblia, encontramos que Dios creó a la humanidad a Su imagen (Génesis 1:26). Esto significa que somos más como Dios que como cualquier otro (que cualquier otra forma de vida). También encontramos que antes de que la humanidad cayera en pecado y la maldición cayera sobre la tierra, las siguientes cosas fueron verdad: (1) Dios hizo al hombre una criatura social (Génesis 2:18-25); (2) Dios dio al hombre trabajo (Génesis 2:15); (3) Dios tuvo compañerismo con el hombre (Génesis 3:8): y (4) Dios dio al hombre dominio sobre la tierra (Génesis 1:26). ¿Cuál es la importancia de estos puntos? Yo creo que por cada uno de estos, Dios intentó añadir a nuestro cumplimiento satisfacción en la vida, pero todo esto (especialmente el compañerismo del hombre con Dios) fue perjudicado por la caída del hombre en pecado y la maldición resultante sobre la tierra (Génesis 3).
En Apocalipsis, el último libro de la Biblia, al final de muchos otros eventos del fin de los tiempos, Dios revela que va a destruir esta tierra y cielo presentes como los conocemos, y conducirnos al estado eterno, al crear un nuevo cielo y una nueva tierra. En ese tiempo, El va a restaurar por completo el compañerismo con la humanidad redimida. Algunos van a ser juzgados indignos y arrojados en el Lago de Fuego (Apocalipsis 20:11-15). Y la maldición del pecado será disipada; no habrá más pecado, aflicción, enfermedad, muerte, dolor, etc. (Apocalipsis 21:4). Y los creyentes heredarán todas las cosas; Dios habitará con ellos, y ellos serán Sus hijos (Apocalipsis 21:7). De este modo, llegamos a un círculo completo en el que Dios nos creó para tener compañerismo con El, pero el hombre pecó, rompiendo ese compañerismo; Dios restaura ese compañerismo completamente, en el estado eterno, con aquellos considerados dignos por El. ¡Ahora, ir a través de la vida haciendo nada y todo, solamente para morir separados de Dios por la eternidad, sería peor que vano! Pero Dios ha hecho un camino no solamente para hacer posible la dicha eterna (Lucas 23:43), sino también esta vida satisfactoria y valiosa. Ahora, ¿cómo se obtienen esta dicha eterna y este “cielo sobre la tierra”?
EL SENTIDO DE LA VIDA RESTITUIDO POR JESUCRISTO
Como hicimos alusión arriba, el verdadero significado tanto ahora como en la eternidad, se encuentra en que uno restaure la relación con Dios que fue perdida en el tiempo de la caída por el pecado de Adán y Eva. Hoy, esa relación con Dios es solamente posible a través de Su Hijo, Jesucristo (Hechos 4:12; Juan14:6; Juan 1:12). La vida eterna se gana cuando uno se arrepiente de sus pecados (ya no quiere continuar en esto, sino que quiere que Cristo lo cambie y lo haga una nueva persona) y comienza a confiar en Jesucristo como Salvador (vea la pregunta “¿Cuál es el plan de salvación?” para obtener mayor información en este tan importante asunto).
Ahora, el verdadero significado de la vida no se encuentra solamente en tener a Jesús como Salvador (maravilloso como es eso). Mas bien, el verdadero significado de la vida se encuentra cuando uno comienza a seguir a Cristo como Su discípulo, aprendiendo de Él, pasando tiempo con Él en Su Palabra, la Biblia, comunicándose con Él en oración, y caminando con Él en obediencia a Sus mandatos. Si usted es un no creyente (o tal vez un nuevo Creyente) es probable que esté diciéndose, “¡Eso no suena muy emocionante o satisfactorio para mí!” Pero, por favor lea solamente un poquito más. Jesús hizo las siguientes declaraciones:
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:28-30). “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan10:10b). “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16:24-25). “Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón” (Salmos 37:4).
Todo lo que estos versículos están diciendo es que nosotros tenemos una elección. Podemos continuar buscando guiar nuestras propias vidas (con el resultado de llevar una vida vacía) o podemos escoger seguir a Dios y Su voluntad para nuestras vidas con todo nuestro corazón (lo cual resultará en tener una vida vivida por completo, teniendo satisfechos los deseos del corazón, y encontrando contentamiento y satisfacción). Esto es así porque nuestro Creador nos ama y desea lo mejor para nosotros (no necesariamente la vida más fácil, sino la mayor satisfacción).
Al cerrar, quiero compartir una analogía tomada de un pastor amigo. Si usted es un aficionado a los deportes y decide asistir a un juego profesional, puede aflojar unos pocos dólares y obtener un asiento “alejado de la acción” en las filas superiores del estadio, o puede soltar unos pocos cientos de dólares y estar muy cerca de la acción. En la vida Cristiana también es así. Observar la obra de Dios de PRIMERA MANO no es para los cristianos domingueros. Ellos no han pagado el precio. Observar la obra de Dios de PRIMERA MANO es para los discípulos de Cristo incondicionales, quienes verdaderamente han dejado sus propios deseos, de manera que pueden seguir los propósitos de Dios en la vida. ¡Ellos han pagado el precio (una completa rendición a Cristo y a Su voluntad); ellos están experimentando la vida a plenitud, y pueden encararse a ellos mismos, y a su Hacedor sin lamentarse! ¿Ha pagado el precio? ¿Está dispuesto a hacerlo? Si es así, usted no va a anhelar sentido o propósito para su vida nuevamente.

"¿Qué es el relativismo cultural?"


 El Relativismo Cultural es la opinión de que todas las creencias, costumbres y ética son relativas al individuo en su contexto social. En otras palabras, el "bien" y el "mal" son específicos de la cultura; lo que se considera moral en una sociedad puede ser considerada inmoral en otra, y, puesto que ninguna norma universal de la moralidad existe, nadie tiene el derecho de juzgar las costumbres de otra sociedad.
El relativismo cultural es ampliamente aceptado en la antropología moderna. Los relativistas culturales creen que todas las culturas son dignas en su propio derecho y son de igual valor. La diversidad de culturas, incluso aquellas con creencias morales contradictorias, no debe ser considerada en términos de correcto y erróneo o bueno y malo. El antropólogo de hoy considera que todas las culturas son expresiones igualmente legítimas de la existencia humana, para ser estudiadas desde una perspectiva puramente neutral.
El relativismo cultural se relaciona estrechamente con el relativismo ético, que considera la verdad como variable y no absoluta. Lo que constituye el bien y el mal está determinado únicamente por el individuo o la sociedad. Puesto que la verdad no es objetiva, no puede haber ningún estándar objetivo que se aplica a todas las culturas. No se puede decir si alguien es correcto o erróneo; es una cuestión de opinión personal, y ninguna sociedad puede emitir un juicio sobre otra sociedad.
El relativismo cultural no ve nada intrínsecamente malo (y nada intrínsecamente bueno) con cualquier expresión cultural. Así, las antiguas prácticas Mayas de automutilación y sacrificio humano son ni buenas ni malas; son simplemente distintivos culturales, similares a la costumbre estadounidense de tirar fuegos artificiales para el cuatro de julio. El sacrificio humano y los fuegos artificiales — ambos son simplemente diferentes productos de una socialización separada.
En enero de 2002, cuando el Presidente Bush se refirió a las naciones terroristas como un "eje del mal", los relativistas culturales fueron mortificados. Que cualquier sociedad llamaría a otra sociedad "mala" es un anatema para los relativistas. El movimiento actual de "entender" el Islam radical — en lugar de combatirlo - es una señal de que el relativismo está haciendo ganancias. El relativista cultural cree que los occidentales no deben imponer sus ideas sobre el mundo islámico, incluyendo la idea de que los atentados suicidas contra civiles es malvada. La creencia islámica en la necesidad de la yihad es tan válida como cualquier creencia en la civilización occidental, afirman los relativistas, y los Estados Unidos es tan culpable por los ataques del 9/11 como son los terroristas.
Los relativistas culturales generalmente se oponen a la obra misionera. Cuando el Evangelio penetra corazones y cambia vidas, sigue siempre un cambio cultural. Por ejemplo, cuando Don y Carol Richardson evangelizaron la tribu Sawi de los Países Bajos Nueva Guinea en 1962, los Sawis cambiaron: en concreto, dejaron sus costumbres antiguas del canibalismo y la inmolación a las viudas en las piras funerarias de sus maridos. Los relativistas culturales pueden acusar a los Richardson del imperialismo cultural, pero la mayoría del mundo estaría de acuerdo que terminar el canibalismo es una buena cosa. (Para la historia completa de la conversión de los Sawis, así como una exposición de la reforma cultural como se relaciona con las misiones, véase el libro de Don Richardson Niño De Paz.)
Como cristianos, valoramos todas las personas, independientemente de la cultura, porque reconocemos que todas las personas son creadas a la imagen de Dios (Génesis 1:27). También reconocemos que la diversidad de la cultura es algo hermosa y diferencias en comida, ropa, lenguaje, etc., deben ser preservadas y apreciadas. Al mismo tiempo, sabemos que por causa del pecado, no todas las creencias y prácticas dentro de una cultura son piadosas o culturalmente beneficiosas. La verdad no es subjetiva (Juan 17:17); la verdad es absoluta y existe una norma moral a la que todas las personas de todas las culturas serán responsables (Apocalipsis 20:11-12).
No es nuestro objetivo como misioneros occidentalizar el mundo. Por el contrario, es llevar la buena noticia de salvación en Cristo al mundo. El mensaje del Evangelio prenderá la reforma social en la medida en que cualquier sociedad va a cambiar cuyas prácticas son contra el estándar moral de Dios - la idolatría, la poligamia y la esclavitud, por ejemplo, llegarán a su fin al prevalecer la Palabra de Dios (ver Hechos 19). En cuestiones amorales, los misioneros tratan de preservar y honrar la cultura de las personas que ellos sirven.

jueves, 28 de enero de 2016

"¿Cómo no me voy al infierno?"

  No ir al infierno es más fácil que tú piensas. Algunas personas creen que tienen que obedecer los Diez Mandamientos durante toda su vida para no ir al infierno. Algunas personas creen que deben observar ciertos ritos y rituales para no ir al infierno. Algunas personas creen que no hay manera de que podamos saber con seguridad si o no vamos a ir al infierno. Ninguno de estos puntos de vista es correcto. La Biblia es muy clara sobre cómo una persona puede evitar ir al infierno después de la muerte.

La Biblia describe el infierno como un lugar aterrador y horrible. El infierno se describe como "fuego eterno" (Mateo 25:41), "fuego que nunca se apagará" (Mateo 3:12), "vergüenza y confusión perpetua" (Daniel 12:2), un lugar donde "el fuego nunca se apaga" (Marcos 9:44-49), y "eterna perdición" (2 Tesalonicenses 1:9).Apocalipsis 20:10 describe el infierno como un "lago de fuego y azufre", donde los malos son "atormentados día y noche por los siglos de los siglos" (Apocalipsis 20:10). Obviamente, el infierno es un lugar que debemos evitar.

¿Por qué siquiera existe el infierno y por qué Dios envía gente allí? La Biblia nos dice que Dios "preparó" el infierno para el diablo y los ángeles caídos después de su rebelión contra Él (Mateo 25:41). Los que rechazan la oferta de perdón de Dios sufrirán el mismo destino eterno del diablo y los ángeles caídos. ¿Por qué es necesario el infierno? Todo pecado es en última instancia, en contra de Dios (Salmo 51:4), y puesto que Dios es un ser infinito y eterno, sólo un castigo infinito y eterno es suficiente. El infierno es el lugar donde las exigencias de la justicia santa y justa de Dios se llevan a cabo. El infierno es donde Dios condena el pecado y todos aquellos que lo rechazan a Él. La Biblia deja en claro que todos hemos pecado (Eclesiastés 7:20,Romanos 3:10-23), así que, como consecuencia, todos merecemos ir al infierno.

Entonces, ¿cómo no vamos a ir al infierno? Dado que sólo un castigo infinito y eterno es suficiente, un precio infinito y eterno debe ser pagado. Dios llegó a ser un ser humano en la persona de Jesucristo. En Jesucristo, Dios vivió entre nosotros, nos enseñó, y nos sanó, pero estas cosas no eran Su misión final. Dios se hizo hombre (Juan 1:1,14) para que pudiera morir por nosotros. Jesús, Dios en forma humana, murió en la cruz. Como Dios, Su muerte fue infinito y eterno en valor, pagando el precio completo por el pecado (1 Juan 2:2). Dios nos invita a recibir a Jesucristo como Salvador, aceptando su muerte como el pago completo y justo por nuestros pecados. Dios promete que todo el que cree en Jesús (Juan 3:16), confiando en Él solamente como el Salvador (Juan 14:6), será salvo, es decir, no ir al infierno.

Dios no quiere que nadie vaya al infierno (2 Pedro 3:9). Por eso Dios hizo el sacrificio supremo, perfecto, y suficiente en nuestro lugar. Si no quieres ir al infierno, recibe a Jesús como tu Salvador. Es tan simple como eso. Dile a Dios que reconoces que eres pecador y que mereces ir al infierno. Declara a Dios que estás confiando en Jesucristo como tu Salvador. Agradece a Dios por proveer para tu salvación y la liberación del infierno. ¡La simple fe, confiando en Jesucristo como el Salvador, es cómo se puede evitar ir al infierno.

Escrito por:  www.gotquestions.org
!http://www.gotquestions.org/Espanol/no-voy-infierno.html