Jesús Esperanza de Gloria

Jesús Esperanza de Gloria

miércoles, 26 de agosto de 2015

1 Corintios 1:26-31

Hermanos: No tenéis más que fijaros en quiénes sois los que Dios ha llamado. Está claro que no hay muchos entre vosotros de los que el mundo considera sabios, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; sino que a los que Dios ha escogido ha sido a los que el mundo considera ignorantes, para vergüenza de los sabios; y a los que el mundo tiene por débiles, para vergüenza de los fuertes; y a los parias y a los marginados y a los que no cuentan para nada en el mundo, para anular a los que se creen algo, para que nadie se las pueda dar de nada delante de Dios.
Es a Dios a Quien Le debemos el estar en Jesucristo, a Quien Dios ha hecho que sea para nosotros la única sabiduría, y justicia, y santidad, y libertad, para que se haga realidad en nosotros lo que dice la Escritura: «¡EL que quiera estar orgulloso de algo, que lo esté del Señor!»

Pablo se siente orgulloso del hecho de que la mayor parte de los miembros de la Iglesia fueran la gente más sencilla y humilde que se podía encontrar en el mundo. No debemos creer que la Iglesia Primitiva estaba formada exclusivamente por esclavos. En el Nuevo Testamento también se mencionan convertidos que procedían de los estratos más elevados de la sociedad. Entre ellos recordamos a Dionisio de Atenas (Hch_17:34 ), Sergio Paulo, procónsul de Creta (Hch_13:6-12 ); las señoras de la nobleza de Tesalónica y Berea (Hch_17:4; Hch_17:12 ), y Erasto, tesorero de la ciudad, posiblemente, de Corinto (Rom_16:23 ). En el tiempo de Nerón, Pomponia Grecina, la mujer de Plautio, el conquistador de Britania, fue ejecutada por ser cristiana. En el tiempo de Domiciano, la segunda mitad del siglo I, Flavio Clemente, que era primo del Emperador, también fue un mártir cristiano. A finales del siglo II, Plinio, el gobernador de Bitinia, le escribe al emperador Trajano que los cristianos procedían de todas las clases sociales. Pero sigue siendo verdad que la gran masa de cristianos eran gente normal y corriente.

Allá por el año 178 d C., Celso escribió uno de los ataques más amargos que se hayan escrito jamás contra el Cristianismo. Era precisamente la atracción que ejercía el Cristianismo entre la gente sencilla lo que más ridiculizaba. Denunciaba que el punto de vista cristiano era: " ¡Que no se acerque por aquí ninguna persona culta, ni inteligente, ni sensata, porque todo eso es del diablo! Pero si hay algún ignorante, sin sentido ni cultura, o algún idiota, ¡que venga sin miedo!» De los cristianos escribía: " Los vemos en sus casas: tejedores, zapateros y abatanadores; la gente más vulgar y analfabeta.» Decía que los cristianos eran «enjambre de mosquitos, u hormigas saliendo a rastras de su hormiguero, o ranas celebrando un simposio en un pantano, o gusanos en un conventículo de barro.»

Esa era precisamente la gloria del Cristianismo. Había sesenta millones de esclavos en el imperio romano. A los ojos de la ley, un esclavo no era más que «una herramienta viva,» es decir, no una persona sino una cosa. Un amo podía tirar un esclavo viejo como si fuera una azada o una hoz. Se podía divertir torturando a sus esclavos, o matándolos. Para ellos no existía la posibilidad del matrimonio; y, si tenían hijos porque al amo le convenía, eran propiedad del amo como los corderos del rebaño, que no pertenecían a las ovejas sino al pastor. El Cristianismo convirtió a gentes que eran cosas en hombres y mujeres de verdad; más aún: en hijos e hijas de Dios. Dio a los indignos una dignidad propia; a los que no tenían vida personal, la vida eterna. Les dijo a esas personas que, si no importaban para la sociedad, sí Le importaban inmensamente a Dios. Les dijo que, si no tenían ningún valor a los ojos del mundo, a Dios Le habían costado la sangre de Su Hijo y, por tanto, tenían un valor incalculable. El Cristianismo era, y aún es, lo que redime y eleva más a la persona en todo el universo.

La cita con la que Pablo termina esta párrafo procede de Jer_9:23-24 . Como dijo Bultmann, el pecado fundamental es la autoafirmación, o el deseo de ser reconocido. La verdadera religión empieza solamente cuando nos damos cuenta de que no podemos hacer nada por nosotros mismos y que Dios es el Que puede hacer y lo hará todo. El hecho alucinante de la vida es que son las personas que se dan cuenta de su debilidad e ignorancia las que son fuertes y sabias a fin de cuentas. Es un hecho de la experiencia que el que se cree que puede arrostrar la vida por sí solo es el que suele sufrir naufragio.

Debemos fijarnos en las cuatro cosas en que insiste Pablo que Cristo es para nosotros.
(i) Sabiduría. Sólo siguiéndole a Él vamos por el buen camino, y sólo escuchándole a Él oímos la verdad. Jesús es el experto en la vida.

(ii) Integridad. En los escritos de Pablo, integridad (R-V, justicia) quiere decir la debida relación con Dios. Por nuestro propio esfuerzo nunca podremos alcanzarla; solamente es nuestra cuando nos damos cuenta por medio de Jesucristo de que no. es por lo que nosotros podamos hacer por Dios, sino por lo que El ha hecho por nosotros.

(iii) Consagración. Es solamente en la presencia de Cristo cuando la vida puede llegar a ser lo que debe ser. Epicuro solía decirles a sus discípulos: " Vivid como si Epicuro os estuviera viendo siempre.» No hay «como sí» en nuestra relación con Cristo. El cristiano camina con Él, y sólo en Su compañía puede mantener su conducta sin mancha de este mundo.

(iv) Liberación. Diógenes solía quejarse de que la gente siempre esté yendo al oculista y al dentista, pero nunca acude a la persona (quería decir el filósofo) que puede curarle el alma. Jesucristo es el único que puede librarnos del pecado pasado, de la impotencia presente y del miedo al futuro. Es el emancipador de la esclavitud del pecado y del yo.

William Barclay - Comentario al Nuevo Testamento- Tomo IX
Fuente: http://es.slideshare.net/…/comentario-al-nuevo-testamento-t…

lunes, 17 de agosto de 2015

"¿Los seres humanos realmente tienen un libre albedrío?"


Por got Questions.org







 Si por “libre albedrío” se entiende que Dios da a los humanos la oportunidad para tomar decisiones que verdaderamente afecten su destino, entonces sí, los seres humanos tienen libre albedrío. El estado de pecado del mundo está directamente asociado con las decisiones tomadas por Adán y Eva. Todos los relatos sobre la caída de la raza humana indican que fue el resultado de una decisión equivocada. A partir de entonces, los individuos han tenido la oportunidad de elegir el seguir a Dios, o experimentar las consecuencias por no haber hecho esa elección. 


Aún a la luz de la elección de Dios de Abraham y sus descendientes, Dios responsabilizó a los individuos por su elección. En el Antiguo Testamento, los individuos ajenos al pueblo elegido (Israel), fueron capaces de elegir creer y seguir a Dios, (ejemplos: los gentiles que salieron con los israelitas en el éxodo, Rut y Rahab). Por tanto, Aquel que elige, también permite que los individuos elijan. El libro de Romanos es famoso por explicar la salvación y la soberanía de Dios. Utiliza palabras como “elegir”, “predestinado,” “elegido,” etc. Sin embargo también sostiene que la gente es responsable por no elegir. 


En el texto donde el libro de Romanos discute la pecaminosa depravación de los humanos, Dios establece claramente que aquellos excluidos de la salvación, no tienen excusa, están “sin defensa.” Esto es específicamente en virtud del rechazo a la revelación general, que muestra la existencia de Dios a través de Su creación (Romanos 1:20-21).


En otro pasaje vemos que: (1) Se espera que los individuos elijan (Romanos 3:1610:11; etc.). (2) Los individuos pueden elegir ser insensatos o prudentes (Mateo 7:26). (3) Las Escrituras fueron dadas para proveer instrucción para salvación – obviamente para ser elegidos o rechazados (2 Timoteo 3:15Juan 20:30-32). (4) Jesús estableció que el elegir obedecer, es una señal de nuestro amor por Él (Juan 14:21).


Es la voluntad de Dios que ninguno perezca (2 Pedro 3:9). Por lo tanto, debe ser la elección de alguien más la que separa a los individuos de Dios. Dios dice que cosecharemos lo que sembremos – podemos elegir una cosecha diferente (Gálatas 6:7-8).


La gran cantidad de mandatos dados por Dios, asumen que el que los escuche, puede tomar la decisión de obedecerlos o desobedecerlos. Sólo parece lógico que Dios nos haga responsables por ello, si en verdad tenemos un libre albedrío para elegir. Por lo tanto, un Dios justo no declararía expectativas sobre aquellos que no tienen libertad para elegir. Entonces, sería injusto que Dios castigara a aquellos que no tuvieron elección sobre sus acciones. Dios, en Su absoluta soberanía, creó la raza humana con la habilidad para hacer libres y genuinas elecciones.



http://www.gotquestions.org/Espanol/

domingo, 2 de agosto de 2015

"¿Es malo enojarse con Dios?"

Por got Questions?org

 Estar enojado con Dios es algo con lo que mucha gente, tanto creyentes como no creyentes, ha luchado a través del tiempo. Cuando sucede algo trágico en nuestra vida, le preguntamos a Dios, “¿Por qué?” porque esa es nuestra reacción natural. Sin embargo, lo que realmente le estamos preguntando, no es tanto el “¿Por qué, Dios?” sino “¿Por qué yo, Dios?” Esta reacción indica dos defectos en nuestro razonamiento. Primero, como creyentes, operamos bajo la impresión de que la vida debe ser fácil, y que Dios debe evitar que nos suceda cualquier tragedia. Cuando Él no lo hace, nos enojamos con Él. Segundo, cuando no comprendemos la extensión de la soberanía de Dios, perdemos confianza en Su habilidad para controlar las circunstancias, la gente, y la manera en que éstas nos afectan. Después nos enojamos con Dios porque nos parece que Él ha perdido el control del universo y especialmente el control sobre nuestras vidas. Cuando perdemos la fe en la soberanía de Dios, es porque nuestra frágil humanidad está lidiando con nuestra propia frustración, y nuestra falta de control sobre los acontecimientos. Cuando suceden cosas buenas, a menudo las atribuimos a nuestros logros y éxito. Sin embargo, cuando suceden cosas malas, somos prontos para culpar a Dios, y nos enojamos con Él por no haberlas evitado, lo cual indica el primer defecto en nuestro razonamiento – que merecemos ser inmunes a circunstancias desagradables. 

Las tragedias traen al hogar la terrible verdad de que no estamos en control. Todos nosotros pensamos en uno u otro momento que podemos controlar el resultado de las situaciones, pero en realidad es Dios quien está a cargo de toda Su creación. Todo lo que sucede es causado o permitido por Dios. Ni un pajarillo, ni un cabello de nuestra cabeza cae a tierra sin el conocimiento de Dios (Mateo 10:29-31). Podemos quejarnos, enojarnos, y culpar a Dios por lo que nos sucede. Sin embargo, si confiamos en Él y rendimos ante Él nuestro dolor y amargura, reconociendo nuestro pecado de soberbia, al tratar de forzar nuestra voluntad sobre la Suya, Él puede y nos brindará Su paz y fortaleza para pasar a través de cualquier situación difícil (1 Corintios 10:13). Muchos creyentes en Cristo pueden dar testimonio de ese mismo hecho. Podemos estar enojados con Dios por muchas razones, así que todos debemos aceptar en algún momento que hay cosas que no podemos controlar o aún entender con nuestra mente finita. 

Nuestra comprensión de la soberanía de Dios en todas las circunstancias, debe estar acompañada por nuestro entendimiento de Sus otros atributos; amor, misericordia, bondad, benignidad, justicia y santidad. Cuando vemos nuestras dificultades a través de la verdad de la Palabra de Dios –la cual nos dice que nuestro amoroso y santo Dios hace que todas las cosas sucedan para nuestro bien (Romanos 8:28), y que Él tiene un plan perfecto y un propósito para nosotros que no puede ser frustrado (Isaías 14:2446:9-10) – comenzamos a ver nuestros problemas en una luz diferente. También sabemos por la Escritura, que esta vida nunca será de continuo gozo y felicidad. Más bien, Job nos recuerda que “...como las chispas se levantan para volar por el aire, así el hombre nace para la aflicción.” (Job 5:7), y que esta vida es corta y “hastiada de sinsabores” (Job 14:1). Sólo porque venimos a Cristo para la salvación y el perdón de los pecados, no significa que se nos garantice una vida libre de problemas. De hecho, Jesús dijo, “En el mundo tendréis aflicción,” pero Él ya ha “vencido al mundo” (Juan 16:33), lo que nos permite tener paz interior, a pesar de las tormentas que rujan a nuestro alrededor (Juan 14:27).

Una cosa es cierta: la ira inapropiada es pecado (Gálatas 5:20Efesios 4:26-2731 y Colosenses 3:8). La ira impía es autodestructiva, le da lugar al diablo en nuestras vidas, y puede destruir nuestro gozo y paz si nos aferramos a ella. Al aferrarnos a nuestra ira, permitimos que la amargura y el resentimiento broten en nuestros corazones. Debemos confesarla al Señor, y así con Su perdón, podremos entregarle esos sentimientos a Él. Debemos ir frecuentemente ante el Señor en oración con nuestra pena, ira y dolor. La Biblia nos dice en 2 Samuel 12:15-23 que David fue ante el trono de gracia pidiendo por su bebé enfermo, ayunando, llorando y orando para que sobreviviera. Cuando el bebé murió, David se levantó y adoró al Señor, diciéndoles luego a sus siervos que él sabía dónde estaba su bebé y que algún día él estaría con él en la presencia de Dios. David lloró ante el Señor durante la enfermedad de su bebé, y después él se inclinó ante Él en adoración. Este es un maravilloso testimonio. Dios conoce nuestros corazones, y no tiene caso tratar de ocultar lo que realmente sentimos. Así que el hablar con Él acerca de ello, es una de las mejores formas de manejar nuestra pena. Si lo hacemos humildemente, derramando nuestros corazones ante Él, Él obrará a través de nosotros, y en el proceso, nos haremos más semejantes a Él. 

La conclusión es ¿podemos confiarle todo a Dios, nuestras mismas vidas y las vidas de nuestros seres queridos? ¡Desde luego que sí! Nuestro Dios es compasivo, lleno de gracia y amor, y como discípulos de Cristo, podemos confiarle todas las cosas. Cuando algo trágico nos sucede, sabemos que Dios puede usarlo para atraernos más cerca de Él y fortalecer nuestra fe, que nos lleva a la madurez y plenitud (Salmos 34:18;Santiago 1:2.4). Entonces, podemos convertirnos en un testimonio de consuelo para otros (2 Corintios 1:3-5). Sin embargo, eso es más fácil decirlo que hacerlo. Se requiere una diaria sujeción de nuestra propia voluntad a la de Dios, un fiel estudio de Sus atributos como se ven en la Palabra de Dios, mucha oración, y posteriormente aplicar lo que aprendamos a nuestra propia situación. Al hacerlo, nuestra fe crecerá y madurará progresivamente, haciendo más fácil el confiar en Él para que nos guíe a través de la siguiente tragedia que casi seguramente llegará. 

Así que, para responder directamente la pregunta; sí, está mal estar enojado con Dios. Enojarse con Dios es el resultado de una inhabilidad o falta de disposición para confiar en Dios, aún cuando no entendamos lo que Él esté haciendo. El enojarnos con Dios es en esencia decirle a Dios que Él ha hecho algo malo, lo cual es imposible. ¿Entiende Dios cuando estamos enojados, frustrados o desilusionados con Él? Sí, Él conoce nuestros corazones y sabe cuán difícil y dolorosa puede ser la vida en este mundo. ¿Esto hace que esté bien estar enojado con Dios? Absolutamente no. En lugar de estar enojados con Dios, deberíamos derramar nuestros corazones ante Él en oración y luego confiar en que Él está en control de todo y que Su plan es perfecto.

http://www.gotquestions.org/Espanol/enojado-con-Dios.html

"¿Qué dice la Biblia acerca del matrimonio gay o matrimonio entre personas del mismo sexo?"

Por got Questions?org

Respuesta: 
Aunque la Biblia habla del tema de la homosexualidad, no menciona explícitamente el matrimonio gay o matrimonio entre personas del mismo sexo. Sin embargo, es evidente que la Biblia condena la homosexualidad como un pecado inmoral y antinatural. Levítico 18:22 identifica el sexo homosexual como una abominación, un pecado detestable. Romanos 1:26 declara que los deseos y acciones homosexuales son vergonzosos, no naturales, lujuriosos e indecentes. La Primera Carta a los Corintios 6:9 afirma que los homosexuales son injustos y no heredarán el reino de Dios. Puesto que ambos los deseos y acciones homosexuales son condenados en la Biblia, es evidente que los homosexuales "casándose" no es la voluntad de Dios, y sería, de hecho, pecaminoso.

Cuando la Biblia menciona el matrimonio, es entre un hombre y una mujer. La primera mención del matrimonio, Génesis 2:24, lo describe como un hombre dejando a sus padres, y uniéndose a su esposa. En pasajes que contienen instrucciones sobre el matrimonio, como por ejemplo, 1 Corintios 7:2-16 y Efesios 5:23-33, la Biblia identifica claramente el matrimonio entre un hombre y una mujer. Bíblicamente hablando, el matrimonio es la unión de por vida de un hombre y una mujer, principalmente con la finalidad de crear una familia y proporcionar un entorno estable para la familia. 

La Biblia, sin embargo, no tiene que ser utilizada únicamente para demostrar este entendimiento del matrimonio. La definición bíblica del matrimonio ha sido la comprensión universal del matrimonio en toda civilización humana en la historia del mundo. La historia argumenta en contra de los matrimonios gay. La psicología secular moderna reconoce que los hombres y las mujeres son psicológicamente y emocionalmente diseñados para complementar el uno al otro. Por lo que se refiere a la familia, los psicólogos sostienen que la unión entre un hombre y una mujer en la que ambos cónyuges son buenos modelos de papeles de género es el mejor ambiente en el que criar a niños equilibrados y bien ajustados. La psicología argumenta en contra de los matrimonios gay. En la naturaleza, es decir, el aspecto físico, claramente, los hombres y las mujeres fueron diseñados para "encajar" sexualmente. Con el propósito "natural" de la relación sexual siendo la procreación, está claro que sólo una relación sexual entre un hombre y una mujer puede cumplir con este propósito. La naturaleza argumenta en contra de los matrimonios homosexuales.

Por lo tanto, si la Biblia, la historia, la psicología, y la naturaleza argumentan para el matrimonio entre un hombre y una mujer, ¿por qué hay tanta controversia hoy en día? ¿Por qué son etiquetados como fanáticos intolerantes y odiosos los que se oponen al matrimonio gay o matrimonio entre personas del mismo sexo, no importa cuán respetuosamente se presente la oposición? ¿Por qué los del movimiento por los derechos gay están exigiendo tan agresivamente para el matrimonio homosexual, cuando la mayoría de las personas, religiosas y no religiosas, apoyan, o al menos son mucho menos opuestos, a que las parejas homosexuales tengan los mismos derechos legales que las parejas casadas con alguna forma de unión civil? 

La respuesta, según la Biblia, es que todo el mundo sabe inherentemente que la homosexualidad es inmoral y antinatural, y la única manera de acabar con este conocimiento es por normalizar la homosexualidad, y atacar cualquier y toda oposición a ella. La mejor manera de normalizar la homosexualidad es colocando el matrimonio entre personas del mismo sexo en un plano de igualdad con el matrimonio tradicional de género opuesto. Romanos 1:18 ilustra esto. La verdad es conocida porque Dios la ha dejado clara. La verdad es rechazada y sustituida por una mentira. La mentira es promovida y la verdad reprimida y atacada. La vehemencia y la ira expresadas por muchos en el movimiento de los derechos de los homosexuales a cualquier persona que se opone a ellos es, en efecto, una indicación de que saben que su posición es indefendible. Tratando de superar una posición débil por levantar la voz es el truco más antiguo en el debate. Tal vez no haya descripción más exacta del programa moderno de los derechos gay que la que vemos enRomanos 1:31; ”son desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia."

Dar sanción al matrimonio homosexual sería dar aprobación para el estilo de vida homosexual, que la Biblia condena clara y consistentemente como pecaminoso. Los cristianos deben oponerse con firmeza a la idea del matrimonio gay o matrimonio de personas del mismo sexo. Además, hay argumentos fuertes y lógicos contra el matrimonio homosexual dentro de contextos completamente separados de la Biblia. Uno no tiene que ser un cristiano evangélico para reconocer que el matrimonio es entre un hombre y una mujer. 

Según la Biblia, el matrimonio es ordenado por Dios a ser entre un hombre y una mujer (Génesis 2:21-24;Mateo 19:4-6). El matrimonio gay o matrimonio entre personas del mismo sexo es una perversión de la institución del matrimonio y una ofensa al Dios que creó el matrimonio. Como cristianos, no debemos tolerar o ignorar el pecado. Más bien, debemos compartir el amor de Dios y el perdón de los pecados que está a disposición de todos, incluidos los homosexuales, a través de Jesucristo. Hemos de hablar la verdad en amor (Efesios 4:15) y defender la verdad con "mansedumbre y reverencia" (1 Pedro 3:15). Como cristianos, cuando defendemos la verdad y el resultado es ataques personales, insultos, y persecución, debemos recordar las palabras de Jesús: "Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece." (Juan 15:18-19).

"¿Qué dice la Biblia acerca del aborto?"

Por got Questions?org

 La Biblia nunca menciona específicamente el problema del aborto. Sin embargo, hay numerosas enseñanzas en la Escritura que hacen totalmente claro la visión de Dios sobre el aborto. Jeremías 1:5 nos dice que Dios nos conoce antes de formarnos en el vientre materno. El Salmo 139:13-16 nos habla del papel activo de Dios en nuestra creación y formación en la matriz. Éxodo 21:22-25 prescribe el mismo castigo para alguien que cause la muerte de un bebé en el útero que para alguien que cometa un asesinato. Esto indica claramente que Dios considera a un bebé en la matriz del mismo modo que lo hace con un ser humano plenamente desarrollado como adulto. Para el cristiano, el aborto no es un asunto de elección de los derechos de la mujer. Es un asunto de la vida o la muerte de un ser humano hecho a la imagen de Dios. (Génesis 1:26-279:6).

El primer argumento que se levanta siempre contra la posición cristiana sobre el aborto es, “¿Qué sucede en los casos de violación y/o incesto?” Tan horrendo como sería el quedar embarazada como resultado de una violación y/o incesto, ¿es el hacer asesinar a un bebé la respuesta? Dos errores no hacen un acierto. El niño que llega a ser el resultado de violación y/o incesto puede ser dado en adopción a una amorosa familia que no haya podido tener hijos propios – o el niño puede ser criado por su madre. Nuevamente, el bebé no debe ser castigado por los actos malvados de su padre.

El segundo argumento que usualmente se levanta contra la posición cristiana sobre el aborto es, “¿Y qué sucede cuando la vida de la madre está en riesgo?” Honestamente, esta es la pregunta más difícil de responder en el tema del aborto. Primero, recordemos que esta situación es la razón tras menos de una décima del uno por ciento de los abortos hechos en el mundo actual. Hay muchísimas más mujeres que tienen abortos porque no quieren “arruinar sus cuerpos” que mujeres que tienen un aborto para salvar sus propias vidas. Segundo, recordemos que Dios es un Dios de milagros. Él puede preservar la vida de una madre y su bebé, a pesar de que todos los pronósticos médicos estén en su contra. Aunque finalmente, esta pregunta solo puede ser decidida entre el esposo, la esposa y Dios. Cualquier pareja que enfrente esta extremadamente difícil situación deberá orar al Señor por sabiduría (Santiago 1:5) para saber lo que Él quiere que hagan.

En el 99% de los abortos ejecutados en el mundo actual, la razón es “control natal retroactivo.” Una mujer y/o su pareja deciden que no quieren al bebe que han concebido. Así que deciden terminar la vida de su hijo, en vez de enfrentarse con la responsabilidad. Esta es una maldad extrema. Aún en el 1% de las situaciones más difíciles, el aborto nunca debe ser la primera opción. La vida de un ser humano en la matriz vale cualquier esfuerzo que le permita llegar al término de su proceso de nacimiento.

Para aquellos responsables de un aborto – el pecado del aborto no es menos perdonable que cualquier otro pecado. A través de la fe en Jesucristo, cualquier y todos los pecados pueden ser perdonados (Juan 3:16;Romanos 8:1Colosenses 1:14). Una mujer que ha tenido un aborto, o un hombre que ha animado al aborto, o aún un doctor que ha ejecutado uno – todos pueden ser perdonados por la fe en Cristo Jesús.http://www.gotquestions.org/Espanol/pregunta-semana.html#ixzz3gF2QrCDC