Jesús Esperanza de Gloria

Jesús Esperanza de Gloria

miércoles, 26 de agosto de 2015

1 Corintios 1:26-31

Hermanos: No tenéis más que fijaros en quiénes sois los que Dios ha llamado. Está claro que no hay muchos entre vosotros de los que el mundo considera sabios, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; sino que a los que Dios ha escogido ha sido a los que el mundo considera ignorantes, para vergüenza de los sabios; y a los que el mundo tiene por débiles, para vergüenza de los fuertes; y a los parias y a los marginados y a los que no cuentan para nada en el mundo, para anular a los que se creen algo, para que nadie se las pueda dar de nada delante de Dios.
Es a Dios a Quien Le debemos el estar en Jesucristo, a Quien Dios ha hecho que sea para nosotros la única sabiduría, y justicia, y santidad, y libertad, para que se haga realidad en nosotros lo que dice la Escritura: «¡EL que quiera estar orgulloso de algo, que lo esté del Señor!»

Pablo se siente orgulloso del hecho de que la mayor parte de los miembros de la Iglesia fueran la gente más sencilla y humilde que se podía encontrar en el mundo. No debemos creer que la Iglesia Primitiva estaba formada exclusivamente por esclavos. En el Nuevo Testamento también se mencionan convertidos que procedían de los estratos más elevados de la sociedad. Entre ellos recordamos a Dionisio de Atenas (Hch_17:34 ), Sergio Paulo, procónsul de Creta (Hch_13:6-12 ); las señoras de la nobleza de Tesalónica y Berea (Hch_17:4; Hch_17:12 ), y Erasto, tesorero de la ciudad, posiblemente, de Corinto (Rom_16:23 ). En el tiempo de Nerón, Pomponia Grecina, la mujer de Plautio, el conquistador de Britania, fue ejecutada por ser cristiana. En el tiempo de Domiciano, la segunda mitad del siglo I, Flavio Clemente, que era primo del Emperador, también fue un mártir cristiano. A finales del siglo II, Plinio, el gobernador de Bitinia, le escribe al emperador Trajano que los cristianos procedían de todas las clases sociales. Pero sigue siendo verdad que la gran masa de cristianos eran gente normal y corriente.

Allá por el año 178 d C., Celso escribió uno de los ataques más amargos que se hayan escrito jamás contra el Cristianismo. Era precisamente la atracción que ejercía el Cristianismo entre la gente sencilla lo que más ridiculizaba. Denunciaba que el punto de vista cristiano era: " ¡Que no se acerque por aquí ninguna persona culta, ni inteligente, ni sensata, porque todo eso es del diablo! Pero si hay algún ignorante, sin sentido ni cultura, o algún idiota, ¡que venga sin miedo!» De los cristianos escribía: " Los vemos en sus casas: tejedores, zapateros y abatanadores; la gente más vulgar y analfabeta.» Decía que los cristianos eran «enjambre de mosquitos, u hormigas saliendo a rastras de su hormiguero, o ranas celebrando un simposio en un pantano, o gusanos en un conventículo de barro.»

Esa era precisamente la gloria del Cristianismo. Había sesenta millones de esclavos en el imperio romano. A los ojos de la ley, un esclavo no era más que «una herramienta viva,» es decir, no una persona sino una cosa. Un amo podía tirar un esclavo viejo como si fuera una azada o una hoz. Se podía divertir torturando a sus esclavos, o matándolos. Para ellos no existía la posibilidad del matrimonio; y, si tenían hijos porque al amo le convenía, eran propiedad del amo como los corderos del rebaño, que no pertenecían a las ovejas sino al pastor. El Cristianismo convirtió a gentes que eran cosas en hombres y mujeres de verdad; más aún: en hijos e hijas de Dios. Dio a los indignos una dignidad propia; a los que no tenían vida personal, la vida eterna. Les dijo a esas personas que, si no importaban para la sociedad, sí Le importaban inmensamente a Dios. Les dijo que, si no tenían ningún valor a los ojos del mundo, a Dios Le habían costado la sangre de Su Hijo y, por tanto, tenían un valor incalculable. El Cristianismo era, y aún es, lo que redime y eleva más a la persona en todo el universo.

La cita con la que Pablo termina esta párrafo procede de Jer_9:23-24 . Como dijo Bultmann, el pecado fundamental es la autoafirmación, o el deseo de ser reconocido. La verdadera religión empieza solamente cuando nos damos cuenta de que no podemos hacer nada por nosotros mismos y que Dios es el Que puede hacer y lo hará todo. El hecho alucinante de la vida es que son las personas que se dan cuenta de su debilidad e ignorancia las que son fuertes y sabias a fin de cuentas. Es un hecho de la experiencia que el que se cree que puede arrostrar la vida por sí solo es el que suele sufrir naufragio.

Debemos fijarnos en las cuatro cosas en que insiste Pablo que Cristo es para nosotros.
(i) Sabiduría. Sólo siguiéndole a Él vamos por el buen camino, y sólo escuchándole a Él oímos la verdad. Jesús es el experto en la vida.

(ii) Integridad. En los escritos de Pablo, integridad (R-V, justicia) quiere decir la debida relación con Dios. Por nuestro propio esfuerzo nunca podremos alcanzarla; solamente es nuestra cuando nos damos cuenta por medio de Jesucristo de que no. es por lo que nosotros podamos hacer por Dios, sino por lo que El ha hecho por nosotros.

(iii) Consagración. Es solamente en la presencia de Cristo cuando la vida puede llegar a ser lo que debe ser. Epicuro solía decirles a sus discípulos: " Vivid como si Epicuro os estuviera viendo siempre.» No hay «como sí» en nuestra relación con Cristo. El cristiano camina con Él, y sólo en Su compañía puede mantener su conducta sin mancha de este mundo.

(iv) Liberación. Diógenes solía quejarse de que la gente siempre esté yendo al oculista y al dentista, pero nunca acude a la persona (quería decir el filósofo) que puede curarle el alma. Jesucristo es el único que puede librarnos del pecado pasado, de la impotencia presente y del miedo al futuro. Es el emancipador de la esclavitud del pecado y del yo.

William Barclay - Comentario al Nuevo Testamento- Tomo IX
Fuente: http://es.slideshare.net/…/comentario-al-nuevo-testamento-t…

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