El amor propio es de lo que se habla últimamente, por todas
partes se oye decir que debemos practicar o ejercer el amor propio, como si
nunca lo hubiéramos hecho. Realmente es algo que hacemos desde que tenemos
conciencia, el amor propio fluye dentro de nosotros como la sangre corre por
nuestras venas, naturalmente. Si no
fuera así el segundo mandamiento mas importante no sería "amarás a tu
prójimo como a ti mismo" este mandamiento nos deja por sentado que nuestro
mundo no carece de amor propio. y ese es
el gran problema de la humanidad, el exceso de amor propio, porque esta clase
de amor vibra en el egoísmo, es un amor árido que fluye hacia dentro, no da
nada, solo le interesa poner en primer lugar su interés. Estar preocupados de
no amarnos lo suficiente es tener el enfoque equivocado, nuestro enfoque debería
ser amar a Dios y amar al prójimo. El ego no permite que podamos expresar el
amor hacia el exterior como es debido, hacia los demás.
La clase de amor a la
cual debemos aspirar es al amor ágape, a ese amor incondicional y reflexivo de
Dios. Para hacernos una idea de este tipo de amor quiero leer el siguiente
texto que dice:
El amor es paciente y bondadoso. El amor no es celoso ni
fanfarrón ni orgulloso 5 ni ofensivo. No exige que las cosas se hagan
a su manera. No se irrita ni lleva un registro de las ofensas recibidas. No
se alegra de la injusticia, sino que se alegra cuando la verdad triunfa. El
amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se
mantiene firme en toda circunstancia. Corintios 13:1-7
El amor de Dios siempre busca el beneficio de los que el
ama. Tanto así que siendo nosotros contrarios a su naturaleza, porque él es la fuente
del amor y nosotros la fuente del egoísmo. Nos ha demostrado su amor de la
manera más maravillosa que ha podido, en la cruz.
Esta clase de amor ágape no se nos da de manera natural, es
imposible sin la ayuda de Dios llegar a amar de esta manera, pero cuando
comenzamos a tener una relación personal con él y nos hace templo de su Espíritu
Santo es posible para nosotros empezar a aprender a amar así,
desinteresadamente pensando en el bienestar de los de los demás y de nuestro
entorno y no solamente en nuestro propio beneficio.