Jesús Esperanza de Gloria

Jesús Esperanza de Gloria

martes, 6 de agosto de 2019

El amor propio



El amor propio es de lo que se habla últimamente, por todas partes se oye decir que debemos practicar o ejercer el amor propio, como si nunca lo hubiéramos hecho. Realmente es algo que hacemos desde que tenemos conciencia, el amor propio fluye dentro de nosotros como la sangre corre por nuestras venas, naturalmente.  Si no fuera así el segundo mandamiento mas importante no sería "amarás a tu prójimo como a ti mismo" este mandamiento nos deja por sentado que nuestro mundo no carece de amor propio.  y ese es el gran problema de la humanidad, el exceso de amor propio, porque esta clase de amor vibra en el egoísmo, es un amor árido que fluye hacia dentro, no da nada, solo le interesa poner en primer lugar su interés. Estar preocupados de no amarnos lo suficiente es tener el enfoque equivocado, nuestro enfoque debería ser amar a Dios y amar al prójimo. El ego no permite que podamos expresar el amor hacia el exterior como es debido, hacia los demás. 
  
 La clase de amor a la cual debemos aspirar es al amor ágape, a ese amor incondicional y reflexivo de Dios. Para hacernos una idea de este tipo de amor quiero leer el siguiente texto que dice:

El amor es paciente y bondadoso. El amor no es celoso ni fanfarrón ni orgulloso 5 ni ofensivo. No exige que las cosas se hagan a su manera. No se irrita ni lleva un registro de las ofensas recibidas. No se alegra de la injusticia, sino que se alegra cuando la verdad triunfa. El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia. Corintios 13:1-7

El amor de Dios siempre busca el beneficio de los que el ama. Tanto así que siendo nosotros contrarios a su naturaleza, porque él es la fuente del amor y nosotros la fuente del egoísmo. Nos ha demostrado su amor de la manera más maravillosa que ha podido, en la cruz.

Esta clase de amor ágape no se nos da de manera natural, es imposible sin la ayuda de Dios llegar a amar de esta manera, pero cuando comenzamos a tener una relación personal con él y nos hace templo de su Espíritu Santo es posible para nosotros empezar a aprender a amar así, desinteresadamente pensando en el bienestar de los de los demás y de nuestro entorno y no solamente en nuestro propio beneficio.