Jesús Esperanza de Gloria

Jesús Esperanza de Gloria

martes, 4 de noviembre de 2014

Tres actitudes y comportamientos que desfiguran nuestra visión.

»La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán oscura no será la misma oscuridad! (NTV) Mateo 6:22-23

En la antigüedad se consideraba que los ojos eran las ventanas por donde entra la luz al cuerpo. Así que el Señor Jesús aborda el tema de ver con buenos ojos o malos ojos algo o a alguien, hablando del ojo bueno y del ojo malo. En el hebreo bueno proviene de la palabra aplous que quiere decir simple, sencillo, sincero. Y malo proviene de la palabra hebrea poneros y quiere decir maligno, perverso, pestilente.

Hay tres actitudes y comportamientos que desfiguran nuestra visión.

1) El Prejuicio, por lo general es negativo, porque es una opinión previa, anticipada acerca de algo o de alguien que se conoce poco o mal, y nos lleva a etiquetar, discriminar, despreciar, juzgar sin conocimiento previo. Opinamos dejándonos llevar por la tradición, mitos, leyendas o por aprendizajes adquiridos. El psicólogo Gordon Allport en su libro la naturaleza del prejuicio, define el prejuicio de la siguiente manera: "una actitud suspicaz u hostil hacia una persona que pertenece a un grupo, por el simple hecho de pertenecer a dicho grupo, y a la que, a partir de esta pertenencia, se le presumen las mismas cualidades negativas que se adscriben a todo el grupo”. La mayoría de los prejuicios surgen por conveniencia, con el objetivo de discriminar, dominar o descartar a otras personas, o aceptarlas sin reflexionar si en realidad son buenas o malas, o si nos encontramos ante una opinión objetiva o subjetiva. El prejuicio deforma nuestra visión. No hay nada que destruya el juicio de una persona tanto como el prejuicio, porque nos impide formarnos juicios claros, razonables y lógicos. Nos ciega a los Hechos y a su significado. Así que no juzguemos anticipadamente porque “nadie es tan malo como parece, ni tan bueno como aparenta”.

2) Los celos, son la respuesta emocional al temor, surgen ante la posibilidad de perder algo que se tiene. Son producto de nuestra inseguridad, falta de autoestima y egoísmo. Existen diferentes tipos de celos, hacia la familia, los amigos o a la pareja. Los celos pueden estar basados en hechos reales o ser sólo producto de nuestra imaginación, los cuales son más dañinos y peligrosos. Este sentimiento nos puede convertir la vida en un infierno, cegándonos la visión a la verdad y a los hechos.

3) La presunción, nos impide vernos como somos realmente, nos lleva a creemos más que los demás, también nos incapacita para ver a los demás como son realmente. Vemos a los otros con desdén y desprecio, pensando que jamás podrán estar a nuestra altura.

No hay mejor parábola para describir este clase de comportamiento que la del fariseo y el cobrador de impuestos

Luego Jesús contó la siguiente historia a algunos que tenían mucha confianza en su propia rectitud y despreciaban a los demás: «Dos hombres fueron al templo a orar. Uno era fariseo, y el otro era un despreciado cobrador de impuestos. El fariseo, de pie, apartado de los demás, hizo la siguiente oración: “Te agradezco, Dios, que no soy un pecador como todos los demás. Pues no engaño, no peco y no cometo adulterio. ¡Para nada soy como ese cobrador de impuestos! Ayuno dos veces a la semana y te doy el diezmo de mis ingresos”.

»En cambio, el cobrador de impuestos se quedó a la distancia y ni siquiera se atrevía a levantar la mirada al cielo mientras oraba, sino que golpeó su pecho en señal de dolor mientras decía: “Oh Dios, ten compasión de mí, porque soy un pecador”. Les digo que fue este pecador —y no el fariseo— quien regresó a su casa justificado delante de Dios. Pues los que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan serán exaltados». (NTV) Lucas 18:9-14

La presunción no es más que la Vanidad que muestra una persona que presume y alardea de sí misma y de sus propias cualidades.

Los ojos son como el lente de una cámara, si este lente está enfocado, la imagen que se obtiene es clara y nítida, pero si el lente esta desenfocado la imagen será borrosa. Si nuestra visión es clara podremos tener un panorama objetivo de la vida y de las personas. Pero si nuestra visión esta obstruida por los comportamientos y actitudes antes vistos, nuestra visión de la vida y de las personas estará nublada. El ojo malo deforma nuestra visión; sólo el ojo bueno ve claramente, porque sólo el ve como Dios ve.

No hay comentarios:

Publicar un comentario