Jesús Esperanza de Gloria

Jesús Esperanza de Gloria

domingo, 13 de julio de 2014

La obra de un artista no es el artista



Salvador Dalí, pinto muchos cuadros, plasmo parte de su imaginación en ellos, esos cuadros le pertenecen porque  son de su autoría, pero no podemos decir que Dalí son los cuadros o que los cuadros son Dalí y menos que Dalí y su obra son uno.  La obra de un artista no es el artista. De la misma forma, no podemos decir que Dios es todo y que todo es Dios. Dios, es el creador de todo cuanto existe en el mundo físico y en el mundo espiritual, él es el autor de la vida, todo fue creado por él y para él, pero eso no quiere decir que Dios y su creación sean uno. Dalí es una cosa y los cuadros otra, lo mismo pasa con Dios y su creación. Una cosa es Dios y otra somos nosotros.

Tenemos una semejanza espiritual con Dios, porque él así lo quiso, pero ¿Cuál es esa semejanza? la capacidad de razonar, las emociones y la voluntad, ¿Por qué?  Para que podamos tener una relación personal con él. También creó todo único, todos los seres humanos tenemos dos ojos, una boca, una nariz, un par de orejas, dos brazos, dos piernas…Pero todos somos distintos, lo mismo sucede con el resto de la creación. En esto podemos ver parte de la grandeza de Dios, él puede hacer las cosas únicas.  Esto nos hace especiales pero no divinos porque no hay ninguna divinidad en nosotros, no somos parte de Dios, no somos una manifestación de Dios; cada uno de nosotros  somos su creación única y especial.

Como dijo un niño, Dios es tan grande, tan gran, que no tiene que ir a ningún lado porque todo lo llena. Su presencia está en todas partes y al mismo tiempo, es como colocar una pequeña piedra en la palma de la mano y cerrarla. Por eso, para buscar a Dios no tenemos que ir a ningún lugar, tampoco tenemos que adoptar una posición especial, ni entrar en meditación profunda y buscarlo dentro de nosotros. Dios tampoco es una energía que pueda ser canalizada.

Como seres únicos y especiales que somos, nacemos una vez en el mundo físico y morimos una sola vez (aunque la muerte tiene tres planos). Nuestro cuerpo físico muere, pero no nuestro espíritu. No, reencarnamos de nuevo en otra persona o animal, según nuestras acciones. No es verdad que si una persona vivió haciendo el mal, podrá volver a vivir una  nueva vida, colmada por la desgracia para pagar así por sus culpas concernientes a su vida pasada, y si vivió justamente, regresara a vivir en un ambiente pleno, sin mayores inconvenientes o sobresaltos. Las antiguas civilizaciones no creían en la reencarnación, ellos alistaban a sus difuntos para el más allá y no para regresar de nuevo a vivir en esta tierra.

 Está establecido para los hombres, morir una sola vez y luego ser juzgados. Después de la muerte, nuestro espíritu sigue consiente de quien es, no olvida sus recuerdo y vivencias; seguirá experimentando emociones. Después de la muerte física, viene la Vida Eterna o la Muerte Eterna. Solo Tenemos dos opciones de cómo vivir esa eternidad: en dicha o en desgracia.

El mal y el bien ¿relativos, subjetivos, duales? existen, como existe el blanco y el negro, el día y la noche, el frio y el calor…   El bien, es mayor que el mal, siempre domina, así que no hay dualidad, el bien, triunfa sobre el mal. El bien y el mal están determinados y definidos por lo que es Dios. La moralidad está determinada por la soberanía de Dios, pues él es el creador, autor  y sustentador  de la vida. La determinación de lo que es bueno o malo, ético o no, no está basado en una situación, sino más bien en el mandato de Dios. Dios tiene la autoridad para gobernar sobre el bien y el mal, y estos están definidos por quién es Dios. 

¿Usted como hijo de sus padres no tiene que acatar las reglas que ellos han dispuesto para sus hijos?  Si, esto es así, ¿Por qué sería esto distinto con Dios?

La naturaleza de Dios es el amor. El amor no es egoísta, siempre considera a los demás, nunca busca su propia gloria o placer. La naturaleza del ser humano es egoísta, contraria al amor. Por eso estamos separados de Dios,  por nuestra naturaleza… pues en este caso los opuestos no se atraen sino que se repelen.  

Entonces, pregunto ¡¿Qué divinidad puede haber en nosotros, si no somos parte de Dios, sino su creación especial, y si somos contrarios a su naturaleza?! ¡Ninguna, no somos pequeños dioses!

Aparte de ser egoístas, somos rebeldes, queremos tener el control de nuestra vida sin sujetarnos a las leyes establecidas por Dios; largas polémicas de que “hacer o no hacer” son debatidas…  Siempre queriendo justificar nuestros actos para no ser juzgados, ¿será por esto que pensar, que el bien y el mal son relativos o subjetivos, es tan atractivo?

En el principio, la primera pareja de humanos, solo conocía el bien, pero tomo la decisión de conocer el mal y quedaron infectados  y dominados por el mal; el cual se ha heredado de generación en generación, formando parte de nuestro ADN espiritual. A este conocimiento del mal, Dios lo llama pecado, ahora nuestra naturaleza es pecaminosa, porque de continuo hacemos el mal. Si analizamos a un niño de dos años, podemos ver la pataleta que hace porque no se le da lo que quiere, o el egoísmo al no querer prestar sus juguetes a otros niños, ¿de dónde provienen estos sentimientos de ira y egoísmo en un niño tan pequeño? ¿Por qué tiene esta clase de sentimientos si es un niño pequeño?...

Dios, en un acto bondadoso y misericordioso, quiso acercar al hombre de nuevo a su presencia, ¿Cómo? justificándolo.

Si una persona se desangra ¿Qué pasa? se muere, ¿Por qué? porque la vida está contenida en la sangre. Dios el creador de todo, nos dio la sangre para vivir.

Hay un dicho que reza  “mueren justos por pecadores” ¿qué quiere decir esto? Que alguien bueno debe tomar el lugar del pecador para que este pueda vivir. En la  antigüedad, el pueblo de Israel, tenía que hacer sacrificios de animales, estos debían ser machos y primogénitos, sin defectos físicos, ¿Por qué animales? porque ellos son puros, en ellos no hay maldad. Debían degollar al animal y rociar su sangre, pero antes de esto colocaban la mano sobre la cabeza del animal, haciendo una transferencia simbólica de los pecados. Esa sangre derramada era la que les otorgaba el perdón de Dios por un año.  Pero a Dios no le agradaron esos holocaustos, entonces busco en la tierra una persona que hiciera lo bueno, para que se pusiera en la brecha que había entre Dios y el hombre, pero no encontró uno solo que hiciera lo bueno.

Dios al ver esto, toma la decisión de venir al mundo, una parte de él nace como un ser humano; no es engendrado por un hombre, sino por él mismo, por su Espíritu Santo, ¿Por qué? porque si era engendrado por un hombre no sería el Hijo de Dios, y nacería con la condición de pecador que todos llevamos a cuestas. 

El Hijo de Dios, Jesucristo, tiene la misma naturaleza de Dios. Su misión acá en la tierra era la de anunciar que el reino de Dios se ha acercado a los hombres, y otorgar el perdón de Dios, a cada ser humano a través de su muerte, y la vida eterna por medio de su resurrección; cuando Jesús fue crucificado, sucedieron dos cosas, la primera fue que se hizo pecado (porque en él no había pecado) hay una ley de Dios que dice: "se hace maldito todo el que es colgado de un madero”. Al estar Jesús colgado de esa cruz de madera, Dios hace cumplir su ley sobre él y lo maldice, por eso Jesús dijo “¿Padre, por qué me has abandonado?” La segunda, Dios, hace transferencia de todos los pecados de toda la humanidad a su Hijo que cuelga de esa cruz; Jesús, murió desangrado por todos los latigazos que recibió, esa es la sangre que nos limpia y nos otorga el perdón de Dios y la vida eterna en el reino de Dios. Esto es posible para todo el que cree, que esto es así.

En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de Él.

No tenemos que buscar hacer las cosas por nosotros mismos para ser justificados delante de Dios, él ya nos justificó, porque tanto nos ama que nos dio a su Hijo para que por medio de él podamos estar de nuevo en su presencia. Él quiere el bienestar de todos.

El conoce a la perfección nuestra naturaleza pecaminosa, y sabe que somos esclavos de ella. Pero para el que cree, todo es posible; Cuando tomamos la decisión de recibir el perdón de Dios, él nos da su Espíritu Santo para que viva en nosotros, y nos conduzca a toda verdad, nos ayude a ser como él, a ver, pensar, sentir y actuar como Dios. Ahora somos templo del Espíritu Santo de Dios, que mora en nuestro interior, en este punto es donde comienza nuestra vida espiritual, ahora somos seres de luz, antes no. Nuestro desarrollo espiritual ha comenzado y es paulatino.

Alcanzar el conocimiento de Dios a través del auto-desarrollo espiritual, la intuición directa, o las relaciones individuales especiales, no es posible.  No necesitamos la guía de ningún espíritu guía, ni de maestros ascendidos, solo la ayuda del Espíritu Santo de Dios, sin él, no podemos desarrollarnos espiritualmente, simplemente porque nuestra naturaleza es contraria a la de Dios, no podemos alcanzar algo que no tenemos y no conocemos. Necesitamos nacer espiritualmente, y solo es posible por medio de la fe o de creer en Jesucristo, él es quien nos muestra el camino de regreso al Padre.

Ninguna nueva era de iluminación y transformación está llegando. Todo ya está determinado para la creación de Dios, las reglas, las leyes ya han sido dadas La era de acuario no es más que una fusión de filosofía, religión y ocultismo, el resultado doctrinas sin ninguna coherencia sustancial, un sincretismo religioso… mucho fuego artificial pero poca luz. 

¡Asegúrate de que la luz que crees tener no sea en realidad oscuridad!

El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él, es Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos construidos por hombres,  ni se deja servir por manos humanas, como si necesitara de algo. Por el contrario, él es quien da a todos la vida, el aliento y todas las cosas.  De un solo hombre hizo todas las naciones para que habitaran toda la tierra; y determinó los períodos de su historia y las fronteras de sus territorios.  Esto lo hizo Dios para que todos lo busquen y, aunque sea a tientas, lo encuentren. Él ha fijado un día en que juzgará al mundo con justicia, por medio del hombre que ha designado, Jesucristo. (NVI) Hechos 17:24-27,31.











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