Esta necesidad de Dios la expresa a la perfección David en los siguientes salmos:
Cual ciervo jadeante en busca del agua, así te busca, oh Dios, todo mi ser. Tengo sed de Dios, del Dios de la vida. (NVI)Salmo 42: 1-2
Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi *alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta. (NVI)Salmo 63:1
Los que verdaderamente pertenecen a la familia de Dios experimentan este tipo de deseo dado por Dios de tener una relación intima con su Padre. Este deseo de Dios es la garantía de que somos sus hijos, es una señal de que Él esta obrando en nuestras vidas, ya que este deseo no proviene de nosotros. Si tus únicos deseos son solo para ti y tus cosas, y no experimentas ningún deseo de tener una relación con Dios, deberías examinarte y preguntarte si le perteneces o no.
Inspirada en el libro Transformados en su imagen de Jim Berg
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