Jesús Esperanza de Gloria

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domingo, 31 de marzo de 2013

La oración de fe o del pecador

El que dice: Yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él. 1Juan 2:4

Muchas personas dicen conocer a Dios pero el estilo de vida que llevan demuestra lo contrario. Son personas que han sido engañadas por un evangelio falso y tienen puesta su fe y seguridad en una salvación que no es real. 

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos, sino el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre sacamos demonios, y en tu nombre hicimos muchas grandezas? Y entonces les confesaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad. Mateo 7:21-23 

Muchas conversiones falsas de muchos que dicen ser cristianos o evangélicos en iglesias que creen en las doctrinas esenciales de la fe, se debe a que les dicen a las personas que hagan una simple oración de fe y que pidan que Cristo entre en sus corazones, después de que las personas aceptan a Cristo les dicen que son salvos y que sus nombres han sido escritos en el libro de la vida. Estas personas no conocen el verdadero significado del pecado y su origen, por lo tanto no hay arrepentimiento, y siguen considerándose mas buenas que otras. No hay santidad en ellos que demuestre que la fe que profesan es genuina.Sin santidad  nadie verá al Señor (Hebreos 12:14).

La oración de fe o del pecador fue introducida en la historia de la iglesia a finales del siglo XIX y principios del siglo XX algunos evangelistas empezaron a utilizar este método  seguramente con buenas intenciones, pero a pesar de ellas, no tenían una buena comprensión de la Palabra de Dios. Ninguno de los 66 libros de la Biblia hace referencia a que las personas deben repetir o recitar  una oración para ser salvos. Jesús  dijo: El tiempo es cumplido; y el Reino de Dios está cerca: arrepentíos, y creed al Evangelio,(Marcos 1:15). Nunca dijo pidan que yo entre en sus corazones. Tampoco lo dijeron ninguno de los profetas o de los discípulos del Antiguo y Nuevo Testamento. Este método contradice al gran evangelista de todos lo tiempos "el Señor Jesús" y quita la importancia del arrepentimiento. Cuando Él predicaba, conducía a sus oyentes al arrepentimiento genuino, porque los hacia conscientes de su pecado.

Tenemos la responsabilidad de predicar el evangelio completo, la cruz de Cristo, la resurrección de Cristo, la gracia de Dios, pero todo tiene un orden, y comienza por el pecado.




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