Jesús Esperanza de Gloria

Jesús Esperanza de Gloria

viernes, 22 de marzo de 2013

El Bautizo por el Espíritu Santo


El Espíritu Santo fue prometido como un regalo de Dios, por el Señor Jesucristo (Lucas 24:49). El Espíritu es las arras de nuestra salvación (Efesios 1:13-14). El bautismo del Espíritu Santo y la salvación son gratuitos y ocurren al mismo tiempo, un vez y para siempre (Hechos 1:4-5). La venida del Espíritu Santo es por fe y no por obras.


¿Que quiere decir todo esto?



Que ninguna persona tiene que hacer ningún tipo de ritos "espirituales", ayunos, ni muchas oraciones u obras buenas para que Dios nos de su Espíritu.


Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios. Sin embargo, con una bondad que no merecemos, Dios nos declara justos por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados. Pues Dios ofreció a Jesús como el sacrificio por el pecado. Las personas son declaradas justas a los ojos de Dios cuando creen que Jesús sacrificó su vida al derramar su sangre. Ese sacrificio muestra que Dios actuó con justicia cuando se contuvo y no castigó a los que pecaron en el pasado, porque miraba hacia el futuro y de ese modo los incluiría en lo que llevaría a cabo en el tiempo presente. Dios hizo todo eso para demostrar su justicia, porque él mismo es justo e imparcial, y declara a los pecadores justos a sus ojos cuando ellos creen en Jesús. (NTV) Romanos 3:23-26


Tres aspectos que ocurren en el momento que una persona cree en Jesucristo como su Salvador.


1) El Espíritu Santo viene a morar en el creyente.

...después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados en Él con el Espíritu Santo de la promesa, que nos es dado como garantía de nuestra herencia, con miras a la redención de la posesión adquirida de Dios , para alabanza de su gloria. (Efesios 1:13-14) 

2) Somos colocados en el cuerpo de Cristo por el Espíritu Santo.

Porque por un solo Espíritu somos todos bautizados en un cuerpo, ya ­sean judíos o gentiles, ya sean siervos o libres; y todos hemos bebido de un mismo Espíritu.( (R.V.) corintios 12:13)

3) Somos identificados por Dios con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección.

¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte? Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva.

En efecto, si hemos estado unidos con él en su muerte, sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección. Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado; porque el que muere queda liberado del pecado.

Ahora bien, si hemos muerto con Cristo, confiamos que también viviremos con él. Pues sabemos que Cristo, por haber sido levantado de entre los muertos, ya no puede volver a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él. En cuanto a su muerte, murió al pecado una vez y para siempre; en cuanto a su vida, vive para Dios. ((NVI) Romanos 6:3-11)

Estos son tres aspectos del bautizo por el Espíritu Santo cuando una persona cree en Cristo como su Salvador.

De la misma manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.

No hay comentarios:

Publicar un comentario