Carta a los Filipenses

 Filipo II, el padre de Alejandro Magno, conquistó la ciudad de Crénidas, ciudad de Tracia, en la Macedonia oriental. Fortificándola y dándole su nombre (355 a.C.). Las minas de oro del cercano monte Pangeo la hicieron próspera.
    Esta fue la primera ciudad de Europa que Pablo visito (52 d.C.). Su predicación allí dio como resultado la conversión de Lidia y de otros.  Pocos días después Pablo y Silas son azotados y encarcelados, porque al echar de una joven adivina un espíritu de pitón se ocasionó un alboroto; estando ellos en la cárcel  se da la conversión del carcelero y su familia tras la predicación del evangelio (Hch 16:12-40)  Después de esto partieron, pero poco después Pablo volvió a visitar Filipos.

Actualmente Filipos se llama  Kavalla, (también conocida como Kavála o Kavalla; en griego Καβάλα) es una ciudad de Grecia, situada en el noreste del país. Es la segunda ciudad en importancia de la región de Macedonia, después de Tesalónica, así como el principal puerto marítimo de Macedonia oriental, encontrándose éste en una situación estratégica. Capital de la unidad periférica de Kavala, está situada al pie del monte "Símbolo", en la bahía de Kavala. Enfrente de la ciudad se ubica la isla de Tasos. Dista 680 kilómetros de Atenas y 165 kilómetros de Tesalónica. (Wikipedia)

Pablo escribe esta carta probablemente con la ayuda de Timoteo a la iglesia más antigua de Europa Filipos, va dirigida a todos los que están consagrados a Dios por medio de su relación con Jesucristo.  Fue escrita aproximadamente en el año 61 d.C. estando Pablo prisionero en Roma. 

Esta carta fue escrita con la intención de agradecer una ofrenda que hace esta iglesia a Pablo. Ellos eran un grupo de cristianos que tenían gran aprecio por el apóstol. Comparando esta carta con otras es poco lo que dice sobre errores doctrinales.

El propósito de esta carta en nuestra vida es aprender a tener gozo en medio del sufrimiento. Sabiendo que Cristo es nuestra fortaleza y nuestra meta.

Versículos claves:

“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” (Filipenses 4:13)

“Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.” (Filipenses 1:21)

“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Filipenses 4:4)

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:6-7)

“Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.” (Filipenses 3:7)