Jesús Esperanza de Gloria

Jesús Esperanza de Gloria

lunes, 6 de octubre de 2014

El Divorcio

El Señor Jesús hablo y enseño sobre el adulterio, la fidelidad, el matrimonio y el divorcio, en uno de los momento más álgidos de la historia. Donde la institución del matrimonio estaba a punto de desaparecer. Los ideales del cristianismo eran muy altos para esta época donde el matrimonio estaba en decadencia.

Se ha dicho: “El que repudia a su esposa debe darle un certificado de divorcio.”  Pero yo les digo que, excepto en caso de infidelidad conyugal, todo el que se divorcia de su esposa, la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la divorciada comete adulterio también. (NVI)  Mateo 5:32

Veamos qué era lo que se vivía en esa época en el mundo judío y en el grecorromano, comenzando por este último.

Una  de las principales  causas para que los griegos llegaran hasta el punto de aborrecer  el matrimonio, fue la prostitución, la cual era una actividad común en la vida cotidiana de los griegos. Las relaciones extramatrimoniales eran algo natural y normal. La famosa cita de Demóstenes así lo demuestra “Tenemos las prostitutas para el placer, las concubinas para cohabitar y esposas para tener hijos legítimos y para que sean las guardianas del hogar.” (Contra Neera, 122; IV a.C.)

Lo único que no les era permitido por ley, era tener relaciones extramatrimoniales con una mujer soltera que no ejerciera la prostitución. Las leyes condenaban severamente  este tipo de relaciones, ya que las mujeres estaban bajo la autoridad patriarcal de los hombres. Pasaban de la autoridad de su padre a la de su marido; no tenían voz ni voto, ni ningún derecho civil realmente. Su única condición era la de esposa y madre, encargada de la crianza y educación temprana de los hijos. Los matrimonios por amor no existían, eran acuerdos por conveniencia entre familias. Mientras las esposas debían permanecer recluidas en sus casas, en una pureza sexual obligatoria, los esposos buscaban el amor y el placer por fuera.

La otra causa es que Divorciarse era de lo más fácil, el hombre que se quería divorciar solo tenía que despedir a su esposa en la presencia de dos testigos y devolverle la dote en su totalidad.

Los griegos consideraban la prostitución como parte de la democracia, y era una de las principales actividades económicas.  Tenían  distintas categorías de prostitutas, estaban las Pornai, eran esclavas de un proxeneta; estas mujeres trabajaban en los burdeles del Estado ateniense. Otra clase  de prostitutas eran las independientes, trabajaban en la calle y eran las menos costosas. También existían las heteras y las prostitutas sagradas.

Estas últimas habitaban en el templo de Afrodita, donde habían millares de sacerdotisas que practicaban la prostitución religiosa, la cual consideraban un método de adoración a la diosa. Ellas realizaban los festivales  llamados las afrodisias y se celebraban por toda Grecia, especialmente en Atenas y en Corinto.

En la mitología griega, la diosa Afrodita era la patrona de las cortesanas, ya que ella representa la lujuria, la belleza, la sexualidad y la reproducción.  En la actualidad se le conoce como «la diosa del amor», Pero no del amor romántico sino específicamente del sexual. Su equivalente romana es la diosa Venus.

Las heteras o hetairas eran las cortesanas de la época, una mezcla entre prostitutas y damas de compañía, ellas pertenecían a la categoría más alta entre las prostitutas. A diferencia de las demás mujeres las heteras eran las que mejor posición social tenían y las mujeres más cultas de ese entonces, pues recibían educación. Vivian entre lujos, muchas  llegaron a ser muy ricas. Sus creencias y opiniones eran tenidas en cuenta por los hombres famosos de la época. Algunas de ellas compartieron la fama de los hombres con los que estuvieron relacionadas y sus nombres pasaron a la historia; Tais fue la hetaira de Alejandro Magno, después de su muerte pasó a ser la esposa de Tolomeo I y la madre de la familia real egipcia. Aspasia fue la hetaira del político ateniense  Pericles; cuenta la historia que ella fue la que le enseñó a Pericles el arte de la oratoria y quien le escribía sus discursos. La famosa Leontion fue la hetaira del también famoso filosofo Epicuro, y Diotima la hetaira de Sócrates.  

Para el siglo II a.C., el pensamiento griego se había infiltrado en Roma. Como lo dijo W. Barclay “Roma conquisto militarmente a Grecia pero Grecia conquisto a Roma en lo moral y social.”

Por el contrario de los griegos, el pensamiento del  pueblo judío sobre el matrimonio era bastante elevado. Pero la teoría no la llevaban a la práctica; la cual  también era lamentable.

No se casaban con prostitutas ni esclavas. Ellos consideraban el matrimonio un deber sagrado. Los hijos para ellos eran importantísimos, el no tener hijos representaba el quebrantamiento  del mandato de multiplicarse. Las mujeres debían llegar vírgenes al matrimonio. Si un marido acusaba a su mujer de no haber llegado virgen al matrimonio, él tenía que presentar pruebas de ello. Ella contaba con la defensa por parte de su padre y hermanos. Si la acusación del marido era falsa, recibía cuarenta azotes menos uno, y tendría que permanecer casado con ella, también tenía que pagarle al padre de ella 50 ciclos. Pero si la acusación llegaba a ser verdadera, ella debía morir. Existían dos maneras, si la mujer era hija de un sacerdote debía morir quemada pero sino  la ley imponía que fuera lapidada.  Aborrecían el divorcio, porque Dios había dicho, El SEÑOR, el Dios de Israel, dice que el que odia a su mujer y se divorcia de ella deja ver lo cruel que es, dice el SEÑOR Todopoderoso. Así que cuídese cada uno y no sean infieles”. (DHH) Malaquías 2:16. Pero este mandato no lo llevaban a la práctica. 

Las mujeres judías al igual que las griegas no tenían ningún derecho legal. La vida de estas mujeres era muy asfixiante. Ellas eran consideradas como una propiedad más por los hombres judíos, las solteras pertenecían al padre y las casadas al marido.

Los matrimonios también eran arreglados por los padres, la mayoría de las veces no se conocían sino el día de la boda. El divorcio tenía dos causales obligatorias, uno por esterilidad, pues el propósito del matrimonio eran los hijos y el otro por adulterio de la mujer.

En cuanto al divorcio, Josefo quien fue un judío fariseo, escribió basado en la ley de Moisés (Deut 24:1) "El que desee divorciarse de su mujer por la razón que sea, que establezca por escrito que no la tendrá nunca más como su esposa; de esta manera ella queda en libertad para casarse con otro hombre.» Solo el hombre podía tomar esta decisión. Al igual que los griegos, los judíos también debían devolver la dote sí los pecados de la esposa no eran muy notorios.  

Entre los judíos de esa época, se habían introducido dos clases de pensamientos sobre las causas de divorcio. Unos decían que solo se podían divorciar si era por fornicación, pero otros justificaban el divorciarse por cosas triviales como: si la comida que su mujer preparaba no le gustaba, y cosas por el estilo. Todo esto tenía como fin, el poder divorciarse para casarse con una mujer que les gustara más o con una más bonita que la que tenían. Este último tipo de pensamiento fue el más popular entre el pueblo  judío. El desprecio de estos hombres por sus mujeres llego a tal punto que es difícil de creer.

En este punto se da la discusión acerca del divorcio y del matrimonio entre el señor Jesús y los fariseos (Mateo 19:1-9- Marcos 10:1-12) Ellos querían que él tomara partido en alguno de los dos bandos. Pero él no cedió a las presiones por  parte de ellos, sino les recordó que Moisés hizo una concesión con ellos al permitirles el divorcio. Y les recordó el ideal de Dios sobre el matrimonio hablándoles de Adán y Eva.

Teniendo en mente lo que se vivía en esa época, podemos imaginar la controversia que generaron las enseñanzas del señor Jesús.  El ideal Cristianismo llego proponiendo un compromiso indisoluble de fidelidad, “el hombre no separe lo que Dios ha unido”. El ideal de Dios para el matrimonio es  que el hombre y la mujer lleguen a ser uno en todo sentido, que se fundan en un solo ser, no solo en lo sexual sino en lo emocional también, que cada uno sea el deleite del otro, que cada uno sea el bastón de apoyo del otro, en los buenos y en los malos momentos porque la unión hace la fuerza.

Es mejor ser dos que uno, porque ambos pueden ayudarse mutuamente a lograr el éxito. Si uno cae, el otro puede darle la mano y ayudarle; pero el que cae y está solo, ese sí que está en problemas. Del mismo modo, si dos personas se recuestan juntas, pueden brindarse calor mutuamente; pero ¿cómo hace uno solo para entrar en calor?  Alguien que está solo, puede ser atacado y vencido, pero si son dos, se ponen de espalda con espalda y vencen; mejor todavía si son tres (la pareja y Dios), porque una cuerda triple no se corta fácilmente. (NTV) Eclesiastés 4:9-12

El principio que Dios nos quiere enseñar es que el matrimonio es el complemento ideal en la vida de cada persona.



Bibliografía

W.Barclay. (Comentarios al Nuevo testamento, Mateo Tomo I)

Eva C. Keuls, The Reign of the Phallus: Sexual Politics in Ancient Athens, University of California Press, Berkeley, 1993 (en inglés).

 Sarah B. Pomeroy, Diosas, Putas, esposas y esclavas: Mujeres en la Antigüedad Clásica (2ª ED.)

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