A
Dios no le agradaron los sacrificios de animales ni las ofrendas por el pecado,
por eso Cristo se ofreció a sí mismo a Dios como sacrificio perfecto por
nuestros pecados. »El Padre me ama, porque sacrifico mi vida para poder tomarla de nuevo. Nadie puede quitarme la vida sino que yo la
entrego voluntariamente en sacrificio. Pues tengo la autoridad para entregarla
cuando quiera y también para volver a tomarla. Esto es lo que ordenó mi Padre».
(NTV) Juan 10:17-18
Se nos ha dicho que
Cristo se hizo pecado por nosotros pero ¿de qué forma se hizo pecado? Hay una ley
de Dios que dice: cualquiera que sea
colgado de un madero queda bajo la maldición de Dios. (Deuteronomio 21:22-23 - Gálatas
3: 13) Jesús el Hijo de Dios, fue colgado de un madero y quedo bajo la maldición
de su Padre; Dios es justo y hace cumplir su ley sobre todos por igual,
incluido Él mismo. Este hecho implico
la ruptura y la separación del Padre y del Hijo, el vínculo que los
unía en ese momento se rompió. Jesús, el autor de la vida, murió Espiritualmente,
y por eso es que Jesús exclamo cuando sintió su muerte espiritual: Elí, Elí, ¿lama sabactani? (que significa:
“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”) Mateo 27: 46. La muerte espiritual y física de Jesús, no hubiera sido
posible, si él no se hace pecado en la cruz, porque en él no había pecado. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo
pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”. 2 Corintios
5:21. Solo hubo una persona que vivió sin pecado
y ese fue Jesús. Dios hizo que Jesucristo, quien nunca pecó, se hiciera pecado
por nosotros. Jesús tomó nuestro lugar como sustituto por lo que
justamente merecíamos, porque somos nosotros los que vivimos vidas
pecaminosas. “…Cristo padeció una sola vez por los pecados, el
Justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la
carne, pero vivificado en espíritu...” (1 Pedro 3:18)
La raza humana
necesitaba un sustituto para pagar la deuda del pecado a Dios, porque, nosotros
solo podemos pagar esa deuda, con la muerte espiritual eterna en el lago de
fuego o infierno.
Pero gracias a
Cristo que tomo la iniciativa de venir al mundo como el Hijo de Dios y tomar
nuestro lugar, ahora tenemos no solo la oportunidad de tener el perdón de
nuestros pecados sino de pasar una eternidad junto a ÉL. Para que Dios te de tu
boleto a la eternidad con Él, solo debes de creer esto que paso hace más de dos
mil años en una cruz por ti.
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