El apóstol Pablo temía que los creyentes de su época fueran engañados por hombres que eran falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo (corintios 11:13). Eran tiempos peligrosos; ese peligro todavía existe en nuestra época, porque hoy en día muchos lideres religiosos promueven la unidad pero ignoran "la sana doctrina". Ellos dicen que la única prueba de fe es un amor hacia Jesús. La pregunta es a ¿cual Jesús? El que promueven ellos o al de las escrituras. "Si alguien llega a ustedes predicando a un Jesús diferente del que les hemos predicado nosotros, o si reciben un espíritu o un evangelio diferentes de los que ya recibieron, a ése lo aguantan con facilidad.Pero considero que en nada soy inferior a esos «super apóstoles»"
(2 Corintios 11:4-5)
La doctrina era muy importante en aquella época y lo debe ser para nosotros también, si queremos ser creyentes llenos de la Palabra.
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