Jesús Esperanza de Gloria

Jesús Esperanza de Gloria

martes, 16 de julio de 2013

El maná y la peña de Horeb tipos de Cristo

El maná es llamado en Las Sagradas Escrituras el pan del cielo, el cual fue dado a los hebreos después de la salida de Egipto, en el desierto, hasta su entrada a la tierra prometida.
Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer.”  —Ciertamente les aseguro que no fue Moisés el que les dio a ustedes el pan del cielo —afirmó Jesús—. El que da el verdadero pan del cielo es mi Padre. El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.
 —Señor —le pidieron—, danos siempre ese pan.
 —Yo soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed. (NVI. Juan 6: 31-35) 
"Jesucristo es el verdadero pan que bajo del cielo para darnos la vida eterna”. Este pan es para todo aquel que se ha arrepentido de su pecado  y ha  dejado atrás su vana manera de vivir, y, ahora  atraviesa esta vida como un desierto, aspirando al cielo, donde verá a Aquél en quien cree. 
Yo soy el pan de vida. Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto, y sin embargo murieron. Pero éste es el pan que baja del cielo; el que come de él, no muere. Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne, que daré para que el mundo viva. 
Ciertamente les aseguro —afirmó Jesús— que si no comen la carne del Hijo del hombre ni beben su sangre, no tienen realmente vida. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él.  Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, también el que come de mí, vivirá por mí.  Éste es el pan que bajó del cielo. Los antepasados de ustedes comieron maná y murieron, pero el que come de este pan vivirá para siempre (NVI. Juan 6:48-58). El mana es la sombra del que había de venir.
Para calmar la sed del pueblo en medio de las arenas candentes del desierto, Moisés golpeó la roca y broto agua. 

He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel. (Éxodo 17:6)

 y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. (1 Corintios 10:4) El agua es la Palabra de Dios o el Espíritu Santo, según el contexto. La roca es símbolo de Cristo.

... El que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna (NVI. Juan 4:13-14)

“¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba! De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva.” (Juan 7:37-38).

Solo el pan que bajo del cielo y el agua viva de Dios pueden satisfacer  el hambre o sed de nuestra alma, las cosas de este mundo sólo pueden llenar nuestra parte física,  lo cual nos deja un gran  vacío al final. 

¡Bebamos a fondo de las aguas vivas del Evangelio de Jesucristo! “Si nos mantenemos fieles a sus enseñanzas, seremos realmente sus discípulos; y conoceremos la verdad, y la verdad nos hará libres.” Juan 8:31-32.

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