El maná es llamado en Las Sagradas Escrituras el
pan del cielo, el cual fue dado a los hebreos después de la salida de
Egipto, en el desierto, hasta su entrada a la tierra prometida.
Nuestros antepasados comieron el maná en el
desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer.” —Ciertamente
les aseguro que no fue Moisés el que les dio a ustedes el pan del cielo —afirmó
Jesús—. El que da el verdadero pan del cielo es mi Padre. El pan de Dios
es el que baja del cielo y da vida al mundo.
—Señor —le pidieron—, danos siempre ese pan.
—Yo
soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el
que en mí cree nunca más volverá a tener sed. (NVI. Juan 6: 31-35)
"Jesucristo es el verdadero pan
que bajo del cielo para darnos la vida eterna”. Este pan es para todo aquel que
se ha arrepentido de su pecado y ha dejado atrás su vana
manera de vivir, y, ahora atraviesa esta vida como un desierto, aspirando
al cielo, donde verá a Aquél en quien cree.
Yo soy el pan de vida. Los antepasados de
ustedes comieron el maná en el desierto, y sin embargo murieron. Pero éste
es el pan que baja del cielo; el que come de él, no muere. Yo soy el pan
vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este
pan es mi carne, que daré para que el mundo viva.
Ciertamente les aseguro —afirmó Jesús— que si no
comen la carne del Hijo del hombre ni beben su sangre, no tienen realmente
vida. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo
lo resucitaré en el día final. Porque mi carne es verdadera comida y mi
sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre,
permanece en mí y yo en él. Así como me envió el Padre
viviente, y yo vivo por el Padre, también el que come de mí, vivirá por
mí. Éste es el pan que bajó del cielo. Los antepasados de
ustedes comieron maná y murieron, pero el que come de este pan vivirá para
siempre (NVI. Juan 6:48-58). El mana es la sombra del
que había de venir.
Para calmar la sed del
pueblo en medio de las arenas candentes del desierto, Moisés golpeó la roca y
broto agua.
He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel. (Éxodo 17:6)
y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. (1 Corintios 10:4) El agua es la Palabra de Dios o el Espíritu Santo, según el contexto. La roca es símbolo de Cristo.
He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel. (Éxodo 17:6)
y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. (1 Corintios 10:4) El agua es la Palabra de Dios o el Espíritu Santo, según el contexto. La roca es símbolo de Cristo.
... El que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna (NVI. Juan 4:13-14)
“¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y
beba! De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua
viva.” (Juan 7:37-38).
Solo el pan que bajo del cielo y el
agua viva de Dios pueden satisfacer el hambre o sed de nuestra alma, las
cosas de este mundo sólo pueden llenar nuestra parte física, lo cual nos
deja un gran vacío al final.
¡Bebamos a fondo de las aguas vivas del
Evangelio de Jesucristo! “Si nos mantenemos fieles a sus enseñanzas,
seremos realmente sus discípulos; y conoceremos la verdad, y la verdad nos hará
libres.” Juan 8:31-32.
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